«¿Por qué sigue con vómitos si come pienso gastrointestinal?» Con esta pregunta inicia la veterinaria Neus Candela, especialista en nutrición animal, uno de sus recientes vídeos publicados en Instagram.
En él relata el caso de Gucci, una bichón maltés de 7 años que llegó a su consulta con un cuadro clínico complejo: vómitos recurrentes, diarreas, alteraciones en las enzimas hepáticas (ALT muy elevadas) y niveles disparados de amoníaco en sangre.
El historial de Gucci era largo y frustrante. Había probado diferentes piensos de prescripción veterinaria, tanto digestivos como hepáticos, sin que ninguno lograra mejorar su estado.
Por el contrario, la perrita rechazaba la comida, vomitaba con frecuencia y sus analíticas seguían empeorando. «Cuando un animal no solo no mejora, sino que empeora a pesar de seguir todas las pautas convencionales, es el momento de replantear el enfoque», explica.
Ante esta situación, la veterinaria decidió dar un giro en la estrategia nutricional y formular una dieta casera cocinada, adaptada específicamente a la patología hepática crónica de Gucci y a la sospecha de displasia microvascular.
La propuesta incluía ingredientes seleccionados cuidadosamente: conejo cocinado, huevo poché, calabaza, patata y cereales como quinoa o arroz, según tolerancia.
Además, se complementó con algunos suplementos como omega 3, un complejo hepático (V Integra), metionina y psyllium, todos ellos destinados a apoyar la función hepática y mejorar la digestión.
Un aspecto clave de la intervención fue también la división de la ración en tres tomas al día, con el fin de prevenir los vómitos derivados del ayuno. «El objetivo era claro: controlar los síntomas digestivos y normalizar los valores hepáticos sin necesidad de fármacos», señala Neus.
El cambio dio resultados visibles en apenas un mes. Gucci redujo a la mitad sus niveles de ALT, normalizó el amoníaco en sangre y, lo más importante, mostró una recuperación clínica notable: más vitalidad, apetito renovado, heces de buena consistencia y un pelaje más brillante.
«Gucci está activa, con más ganas de comer que nunca y en mejor estado general«, celebra la veterinaria.
Para Candela, este caso es un ejemplo ilustrativo del poder de la nutrición personalizada. «La dieta individualizada marca la diferencia cuando los piensos comerciales no logran estabilizar al animal. No se trata de demonizar el alimento seco, sino de reconocer que no todos los pacientes responden igual», subraya.