BarcelonaDespués de bajar la persiana de la gasolinera de Grand Canyon a principios de agosto, y antes de volver a levantarla para poner en marcha la temporada en La Villarroel (del 10 al 21 de septiembre), Joan Carreras tiene unos días de relax absoluto. Esta tranquilidad es lo que le invita a recomendar un libro como El idiota de Fiódor Dostoievski, una novela que había leído de adolescente y que releyó hace un par de años porque puso voz a las 25 horas del audiolibro. «Me sonaba como un libro grande y complejo y, revisitándolo, me pareció fascinante, fantástico, una obra reveladora y muy contemporánea», dice el actor, que en el teatro también ha interpretado a clásicos rusos, como Ivanov de Chéjov.

Carreras describe el argumento como «el viaje de un chaval lleno de inocencia y de mundos para descubrir que acaba siendo tragado por una sociedad cerrada y viciada». Dostoyevski escribió El idiota en 1868, después de Crimen y castigo y antes de la culminante Los hermanos Karamazov y exploraba la manipulación y el interés contrapuestos a la bondad absoluta, a través de la figura ingenua del príncipe Mixkin. El escritor ruso escribía: «Soy un idiota porque soy diferente a ellos. Veo el mundo con compasión y comprensión, y creo en la bondad de las personas. Pero mi bondad se confunde con debilidad, y mi compasión se ve como una tontería. Soy un idiota porque estoy solo en un mundo de tontos».

A Carreras le atrae justamente este retrato de la pureza en un entorno corrupto, «la idea del antihéroe, del denominado idiota que no lo es nada, porque simplemente vive la vida de una manera más inocente que el resto, una caterva de personajes endogámicos, muy bien definidos». «Puestos a revisar clásicos, buscamos a los grandes clásicos», argumenta. De hecho, él mismo tiene entre manos otro gran clásico revisidad: este otoño estrenará en Temporada Alta un texto de Temporada Alta ¡Ay! La miseria nos hará felices.