24/08/2025


Actualizado a las 18:01h.

La hermandad de la Expiración de Córdoba ha informado este domingo del fallecimiento de quien fuera notario Carlos Alburquerque (nació en la capital en 1945). En su oficio, protagonizó un fulgurante ascenso y una tremenda caída, que le llevó a prisión y tuvo su final en enero de 2022.

En ese mes, la Sección Tercera de la Audiencia Provincial le volvió a condenar -estando ya en prisión por una sentencia previa- por apropiarse de la provisión de fondos de once clientes en el ejercicio de su profesión en la capital entre 2008 y 2015.

La sentencia, que fue de conformidad entre Alburquerque y la Fiscalía, le condenó a una pena de nueve meses de cárcel y al pago de una multa de 900 euros. El notario reconoció los hechos de los que se le acusaba y ha consignó 33.856,65 euros para indemnizar a once clientes a los que perdujicó.

Ese fallo se acumuló al que emitió el Tribunal Supremo confirmando en el verano de 2020 otra condena de junio de 2018 de cuatro años de cárcel para este notario, ya jubilado, por un delito continuado de apropiación indebida tras quedarse con 400.920 euros de más de un centenar de clientes entre los años 2005 y 2015.

Carácter hiperactivo

Era el declive absoluto de una figura que había emergido en la sociedad de la capital en el arranque del siglo. Alburquerque había nacido en Ramírez de las Casas Deza en 1945, pero a los cinco años su familia se mudó a Ciudad Jardín, donde podía jugar en las huertas del (entonces) extrarradio. Estudió en los Maristas y después en la Escuela de Peritos Mercantiles, trabajó como representante comercial -trabajo que ejercicio durante 16 años en una empresa de detergentes– y finalmente aprobó las oposiciones de corredor de comercio. Ello le abrió en el año 2000 las puertas de la notaría tras la fusión de ambas profesiones.

En una entrevista concedida a ABC en 2008, se constaba su caracter activo: dormía unas cuatro horas diarias y a las seis de la mañana ya estaba en su oficina de Gran Capitán. Gran aficioado al fútbol, de hablar veloz, carácter sagaz y muy dotado para las relaciones públicas, su nombre y su notaría se fueron haciendo enormemente populares hasta que llegó un descenso a los infiernos que le llevó a la cárcel.

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