En este mini ático de 30 metros cuadrados situado en Bilbao, Hilatura Estudio ha llevado a cabo la premisa de que cada centímetro cuenta, hasta sus últimas consecuencias, demostrando cómo la arquitectura puede redefinir la idea de habitabilidad en superficies reducidas sin renunciar al confort ni a la estética. El proyecto, bautizado Eukarya, toma su nombre de la célula eucariota, la unidad vital más pequeña de un organismo, una metáfora precisa para explicar cómo en esta vivienda mínima se concentra un programa doméstico completo.
Una vivienda completa en pocos metros
El objetivo de los arquitectos fue dotar a este ático de las condiciones necesarias para funcionar como una vivienda convencional. La clave ha estado en una estrategia que combina mobiliario multifuncional, piezas transformables y un sistema de organización flexible que evita rigideces. Todo ello con un diseño a medida que permite que los distintos usos se superpongan sin entrar en conflicto, ofreciendo una lectura continua del espacio.
El resultado es un apartamento en el que las fronteras entre cocina, zona de estar, área de descanso y almacenamiento se diluyen en una secuencia fluida. En lugar de compartimentar, HILATURA ha optado por una planta libre donde la única excepción es el baño, concebido como un volumen compacto y autónomo que concentra los servicios. Esta decisión permite mantener una circulación limpia y maximizar la percepción espacial.
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Blanco, naranja y madera
El lenguaje material acompaña y refuerza esa idea de amplitud. La paleta neutra, matizada con tonos cálidos, amplifica la luz y genera una atmósfera serena y contemporánea. La madera natural aporta textura y calidez, mientras que la cerámica blanca contribuye a la luminosidad general. El color naranja aparece de forma puntual en detalles muy precisos, dotando al conjunto de un carácter muy personal sin romper la sensación de limpieza visual.
La iluminación también juega un papel decisivo. Se ha trabajado tanto la natural como la artificial con soluciones lineales e indirectas que enfatizan los volúmenes y aportan profundidad. De este modo, cada plano adquiere relieve, evitando la monotonía que a menudo acompaña a los espacios pequeños.
Optimizando un recuro escaso
La relación entre diseño y ejecución se materializa en el mobiliario, íntegramente concebido por Hilatura y fabricado por Portela. No se trata únicamente de piezas funcionales, sino de elementos que organizan la vivienda y que permiten su transformación según el momento del día. Una mesa que se recoge, un módulo que integra almacenaje y asiento, superficies que se pliegan y despliegan: todo está pensado para maximizar el potencial del ático sin caer en artificios.
La referencia a la célula eucariota resulta especialmente acertada: igual que en biología cada parte cumple una función imprescindible para la vida, aquí cada elemento del proyecto responde a la necesidad de optimizar un recurso escaso: el espacio.
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