Marijaia pasto de las llamas. (Aritz Loiola | FOKU)
Bilbo ha despedido compungido, aunque exhausto tras nueve días de jarana, a Marijaia. Pocos minutos antes de que la musa de Aste Nagusia fuera consumida por las llamas, que han renovado su espíritu festivo, el pregonero, Francis Díez, le ha dicho que «no hay nada mejor» que «morirse» en la villa donde es reina y señora cada vez que retorna, «quemar la vida para volver a nacer de nuevo en tus brazos». Y es que la experiencia vital que ofrece cada año en agosto, merece la pena vivirla.
El de Uribarri ha vuelto a demostrar que muchas de las canciones de Doctor Deseo son auténticas odas a Bilbo, como la que hizo cuando invocó a Marijaia desde el balcón del Arriaga. En esta ocasión, a bordo de una trainera en las aguas del Ibaizabal, «ahora que el carmín tiñe el cielo de tu noche y la ría en silencio susurra pecados», como reza su popular ‘Morirse en Bilbao’. «Tanto tiempo a tu lado, quisiera marcharme. Sabes que me voy para echarte de menos», ha dicho emocionado.
Otra canción, y han sido varias –‘Suspira y conspira’ o ‘Corazón de Tango’–, con las que Díez se ha dirigido al personaje que recibió y este domingo tocaba despedir en un acto que ha puesto broche a la semana más loca en el Botxo.
De nuevo, ‘Corazón de Tango’
De nuevo, la voz de Doctor Deseo ha vuelto a entonar la popular ‘Corazón de Tango’ para despedir a Marijaia antes de acabar con «gora Aste Nagusia» y «gora bilbotarrok». Sin duda, una bonita despedida por parte del pregonero que hace gala de su origen.
Antes, Olatz Agirre ha disparado su último txupin después de agradecer al equipo humano que ha estado detrás de ellos estos días, con mención a su comparsa, Txori Barrote, y el fuego ha comenzado a consumir a Marijaia mientras la multitud que se agolpaba en los márgenes de la ría que tanto ha dado y quitado a la villa escuchaban otra canción, esta con música de Shanti Basauri y letra de Julen Gabiria, para poner banda sonora a su partida, como la tiene para su llegada.
El cantante de Doctor Deseo y la comparsera de Txori Barrote han cerrado su etapa como iconos festivos mientras la musa de Aste Nagusia ha desaparecido pasto de las llamas, dejando huérfana a una cohorte desconsolada que ha comenzado a desmantelar su olimpo en El Arenal.
Las horas previas han sido intensas, con el personal exprimiendo a tope el tiempo, con buena parte de la hostelería del Casco Viejo con la persiana bajada. La alternativa, como en 1978, las txosnas, donde han tenido lugar los últimos conciertos antes del final.
Aurresku de honor al pregonero y txupinera, en el muelle de Uribitarte, antes de embarcar en su singladura final, en una trainera impulsada por remeras y remeros de Deusto en busca de Marijaia, que les esperaba cerca del puente de La Merced. De regreso al puente del Ayuntamiento, bajo los sones de ‘‘Txoria txori’’, en un acto intenso y emotivo.