Cuatro novillos de la ganadería de Rodolfo Gallego, que pasta en San Román de Hornija (Valladolid), han protagonizado en la mañana de este sábado el primero de los encierros urbanos de las Ferias y Fiestas de San Agustín de Toro.
Tres de ellos pasaron en un «visto y no visto» por el recorrido del encierro, el habitual, y uno de ellos, que se había quedado descolgado de la manada, lo hizo pocos segundos después.
Para sorpresa de los valientes que estaban en el recorrido y para la de quienes disfrutaban el encierro desde detrás de las talanqueras o desde los balcones, el novillo rezagado, precisamente, propició que no sólo él, sino que prácticamente la manada al completo —cabestros incluidos— se diese la vuelta al llegar a la plaza de San Francisco por lo que el encierro tomó la dirección contraria a la habitual y la manada llegó casi de nuevo a la salida de los corrales de la plaza.
Aunque, rápidamente, tomaron el camino de vuelta y la manada, aunque descompactada, volvió a tomar la dirección correcta del encierro y los novillos llegaron finalmente hasta la plaza de toros, donde, seguidamente, tuvo lugar una suelta de vaquillas para el disfrute de los aficionados y los valientes que se bajaron al ruedo.
El primero de los festejos programados dentro de la feria taurina de San Agustín ha concluido así sin incidentes, aunque sí con un pequeño factor sorpresa.
Previamente, había tenido lugar la concentración de peñas en la plaza Mayor para dar comienzo a la Diana del Aguardiente que, amenizado por la charanga «Los Trotameños», hizo desfilar a peñistas y ciudadanos de todas las edades hasta la plaza de San Francisco para presenciar el encierro. Al finalizar el mismo, se repartieron chichas «para coger fuerzas» en la plaza de San Francisco.
Un novillo rezagado pasa por el recorrido del primer encierro urbano de las Ferias y Fiestas de San Agustín de Toro. / Carmen Toro