El escritor Juan Manuel de Prada (Barakaldo, 1970) regresa hoy a Donostia, pero en esta ocasión no lo hace para presentar su nueva novela o … para hablar de literatura, sino como participante del curso de la EHU ‘El ser humano no es lógico y la inteligencia no es artificial’. Lo hará mediante una charla titulada ‘Los demonios de la Inteligencia Artificial’, en la que expondrá sus objeciones a un uso de la tecnología que «iguala a las personas. Dios nos hizo a todos distintos, no hay dos personas con la misma cara, mucho menos con la misma alma. Y la obsesión de los demagogos y los poderosos malvados es igualar a la gente». Posteriormente, participará en una mesa redonda con Javier Urra.
– Habla de ‘Los demonios de la IA’, pero normalmente nos referimos a los avances tecnológicos como herramientas neutras que luego dependen de su uso.
– Ésta es una de las frases favoritas del pensamiento inerte, pero es falsa. La tecnología nunca es neutra, sino que está concebida para cambiar nuestro comportamiento. Nos facilita nuestro trabajo y al hacerlo, facilita, abrevia o anula nuestras decisiones morales. Siempre incorpora un componente de asepsia que facilita nuestra acción. Un ejemplo un poco chusco: una persona que antes quería consumir pornografía, debía bajar al kiosko, pasar la vergüenza de pedírsela al kioskero, cuya hija quizás andaba por ahí… Imagínese qué papeleta. Ahora el consumo de pornografía es anónimo e instantáneo. No requiere ningún esfuerzo. Todos los avances implican cambios en nuestra vida, no la mantienen neutra y tenemos que ver si la cambia para bien o para mal.
– Lo que ya no es posible es volver a la casilla de salida. Si la IA está ya inventada, significa que se va a usar.
– Pero hay muchas cosas inventadas sobre las que tenemos que discutir moralmente, entre otras cosas, porque las cosas se inventan y luego se pueden utilizar mal o bien, legislar sobre ellas o no, poner límites o no, establecer obligaciones a los empresarios o no… Si mañana El Diario Vasco utilizara todas las herramientas que le suministra la IA, la plantilla podría reducirse a dos o tres personas, pero una reflexión moral nos exige que la información nos llegue a través de personas y no de máquinas.
– Todos los avances técnicos toparon con detractores…
– Pero es bueno que así sea.
– Incluso la imprenta también fue criticada…
– Es que también trajo cosas malas: ha llenado el mundo de libros infectos. La cita de Plinio en ‘El Quijote’ sobre que no hay libro malo que no contenga algo bueno es una de las grandes mentiras de la Historia. ¡Por supuesto que hay muchísimos libros que no contienen nada bueno! Todas las semanas se publican libros que no contienen nada bueno. Es verdad que un avance científico-técnico difícilmente tiene marcha atrás, aunque las ha habido. Uno de los graves problemas de la adoración de la Ciencia es considerar que tiene que estar desembridada y que todo lo que logra es bueno. El ser humano es un animal moral y la Ciencia requiere un juicio moral que debemos hacer constantemente. El automóvil se inventó hace 130 años, pero es pertinente preguntarnos si es moral o no coger uno cuando podemos ir andando o en transporte público.
– ¿Se reconoce ‘tecnófobo’?
– Prefiero el término ‘ludita’, en el sentido de que tengo un cierto aborrecimiento de la colonización de nuestra vida por parte de la tecnología. No soy tecnófobo, en el sentido de que uso la tecnología para mi trabajo, pero es verdad que me gusta llevar una vida no abrumada por ella. Mi móvil es como de hace veinte años, no tengo automóvil, escribo a mano…
¿Tecnología neutra?
«Nunca lo es. La tecnología nos facilita nuestro trabajo y al hacerlo, facilita, abrevia o anula nuestras decisiones morales»
– Le tengo leído que escribe a mano las novelas y en ordenador los artículos. ¿Y las conferencias?
– Tomo unas notitas a mano y sobre ellas doy la conferencia porque creo que mejora mucho cuando no la lees, sino que haces una alocución un poco más espontánea. Ya adormilas a la gente en general con la conferencia, si encima la lees, el sopor es invencible.
– Volviendo a la IA, ¿es un problema que deben resolver los gobiernos o las sociedades?
– Debe haber un marco legal porque puede destruir muchos puestos de trabajo y arruinar muchas vidas, y luego tiene que haber una reflexión por parte de la sociedad. No creo que sean cosas incompatibles. El marco legal tiene que excluir esos usos que se consideren lesivos, por ejemplo, en la escuela. Por supuesto que ahí se debe prohibir el uso de la IA.
– ¿Ve a la sociedad en disposición y en condiciones de abordar ese debate?
– A la sociedad se la está infantilizando y se le está usurpando esa capacidad crítica para debatir en torno a cuestiones importantes porque vivimos en una sociedad demasiado teledirigida, el instrumento de la biopolítica para generar conductas que interesan al poder. Pero sí, este debate debería estar muy presente en los foros y medios de comunicación en los próximos años.
– En teoría, la IA se nutre de lo que le contamos nosotros.
– Y de lo que le han contado otros previamente. En la IA percibo un pensamiento totalmente sistémico, apoltronado en las convenciones en los paradigmos culturales establecidos y de obligado cumplimiento.
– Habrá quien diga: «Ya está Prada, el reaccionario…»
– No, no: esto es un hecho que cualquiera puede comprobar. Le pregunté a Grok, que es bastante ‘woke’ y utiliza todo el rato términos como ‘heteropatriarcal’, si Don Quijote lloraba en algún momento en la novela de Cervantes, y me respondió que sí y se inventó citas apócrifas de ‘El Quijote’. Inmediatamente, me di cuenta de que eran citas falsas, pero un chaval al que le hubieran encargado un trabajo se hubiese tragado toda la bazofia que le ofrece la IA. ¿De dónde coge la IA toda esa información apócrifa? De los cenagales de internet, que a partir de ahora va a ser el reino de la superchería.
Inteligencia Artificial
«Pregunté a Grok si Don Quijote lloraba en algún momento, y me respondió que sí y se inventó citas apócrifas de la novela»
– ¿Sigue lo que la gente dice en redes sociales de sus artículos?
– No, no tengo redes sociales. Vivo al margen de internet completamente. Apenas estoy conectado, no más allá de diez minutos al día, para mandar un artículo y para responder algunos emails.
– Quizás sí le habrán comentado que desde las filas ‘progresistas’ se elogian sus posiciones…
– No escribo para progresistas ni conservadores ni liberales… No escribo para gente ideologizada.
– ¿No será usted neutro?
– No, no, en absoluto. Siempre he dicho que defiendo el pensamiento tradicional. Considero que las ideologías están enfrentando a la gente de manera monstruosa. Me precio de tener lectores de muy diversas orientaciones. Debemos empezar a aceptar con naturalidad que somos distintos. Cuando hablo de ‘Los demonios de la Inteligencia Artificial’ me refiero a que uno de los grandes problemas que percibo en la tecnología es que iguala a las personas. Dios nos hizo a todos distintos, no hay dos personas con la misma cara, mucho menos con la misma alma. Y la obsesión de los demagogos y los poderosos malvados es igualar a la gente. Uno de sus instrumentos es meternos en rediles ideológicos. Si eres de derechas tienes que aceptar un pack ideológico y si eres de izquierdas, lo mismo. Mi pensamiento está claro, es cristiano, pero creo que no es ideológico, por eso puede haber personas diversas a las que les interese lo que escribo.