RAC1, que forma parte de Grupo Godó – que también edita La Vanguardia – se ha consolidado como la emisora de radio líder en Cataluña, con cifras de audiencia que superan ampliamente a sus competidoras, superando en los dos últimos EGM el millón de oyentes, una cifra récord en esta comunidad autónoma. Y muchos de sus principales referentes (Jordi Basté, Óscar Andreu, Óscar Dalmau, Sergi Ambudio) son propagandistas independentistas.
Desde las primeras horas de la mañana hasta la tarde, domina las ondas con programas de alto seguimiento. Pero más allá del éxito comercial y de audiencia, numerosos analistas y sectores críticos coinciden en una misma acusación: RAC1 es en un instrumento central de propaganda política del independentismo catalán. Basta con escuchar los editoriales de su programa estrella, ‘El Món a RAC1’, de los años del procés para comprobar su importancia en la radicalización de muchos catalanes a favor del separatismo.
Y es que desde los años del procés, la línea editorial de RAC1 ha sido señalada por su afinidad con el discurso soberanista. Programas informativos y de opinión han sido tildados de dar voz preferente a líderes separatistas y de amplificar mensajes políticos alineados con la ruptura con España. Lejos de disimular esa sintonía, la emisora ha visto cómo su influencia crecía en paralelo al auge del movimiento secesionista.
La paradoja resulta evidente para muchos observadores: el propietario de RAC1 es Javier Godó, conde de Godó y grande de España, títulos nobiliarios otorgados por la monarquía española. A pesar de ello, su grupo de comunicación —especialmente la emisora— ha albergado voces que cuestionan abiertamente la unidad del país y que, en algunos casos, han alimentado un clima de polarización social.
Este contraste entre la figura institucional de su dueño y el tono político de sus contenidos ha generado incomodidad incluso entre sectores tradicionalmente moderados en Cataluña. En 2017, un punto de inflexión fue el salto a la política de Eduard Pujol, entonces director de RAC1, quien se presentó en las listas al Parlament de Carles Puigdemont.
El movimiento obligó al grupo Godó a renovar la dirección de la emisora, intentando transmitir una imagen más plural y menos vinculada al independentismo. Sin embargo, para muchos oyentes y analistas, los cambios fueron más formales que reales, y la percepción de que RAC1 actúa como un canal de agitación soberanista persiste hasta hoy.
Al mismo tiempo, diversas voces señalan que el papel de RAC1 no es solo el de un medio con línea ideológica marcada, sino también el de un actor con capacidad de influir en la opinión pública y, por tanto, en los ánimos políticos. Desde sectores constitucionalistas se acusa a la emisora de contribuir activamente a fomentar una visión de España como una entidad ajena o incluso hostil, lo que ha alimentado la desafección de cientos de miles de catalanes, especialmente entre los más jóvenes.
En este contexto, no faltan quienes recuerdan que el auge de RAC1 durante los momentos álgidos del procés no fue solo político, sino también económico. La emisora multiplicó beneficios mientras mantenía una línea claramente favorable a la causa secesionista, algo que, para sus críticos, pone de manifiesto una simbiosis entre negocio e ideología. Además, las ayudas públicas de la Generalitat al grupo Godó han sido vistas por algunos como una forma encubierta de premiar un discurso favorable.
El impacto de todo esto en la sociedad catalana es complejo pero innegable. Si bien sería exagerado atribuir a un solo medio la fractura emocional entre parte de la población catalana y España, RAC1 ha sido, para muchos, uno de los altavoces más potentes de ese proceso. Su influencia ha modelado discursos, ha marcado agenda y ha contribuido a consolidar una narrativa de distanciamiento y confrontación.
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Sergio Fidalgo relata en el libro ‘TV3, el tamborilero del Bruc del procés’ como a los sones del ‘tambor’ de la tele de la Generalitat muchos catalanes hacen piña alrededor de los líderes separatistas y compran todo su argumentario. Jordi Cañas, Regina Farré, Joan Ferran, Teresa Freixes, Joan López Alegre, Ferran Monegal, Julia Moreno, David Pérez, Xavier Rius y Daniel Sirera dan su visión sobre un medio que debería ser un servicio público, pero que se ha convertido en una herramienta de propaganda que ignora a más de la mitad de Cataluña. En este enlace de Amazon pueden comprar el libro.
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