El arte urbano de Gijón pierde visibilidad: varios murales callejeros se encuentran deteriorados o han sufrido el ataque de los vándalos. En los últimos años, Gijón ha apostado por esta modalidad artística como una forma de acercar la cultura a la ciudadanía y transformar el paisaje urbano. A través de la denominada «Ruta de los murales», una iniciativa impulsada por el Ayuntamiento a través de la Fundación Municipal de Cultrura, se promovieron un total de 23 trabajos artísticos en muros, fachadas y espacios públicos repartidos por distintos barrios de la ciudad. Sin embargo, un recorrido actual por varios de estos lugares muestra que la mayoría de estas obras han perdido parte de su estado original debido a la falta de mantenimiento o a actos vandálicos.

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«La rampa de San Lorenzo», una de las obras que se mantiene en buen estado. / Ángel González

Esta iniciativa creativa fue concebida como un itinerario cultural que combina arte contemporáneo con el espacio urbano. El objetivo principal era integrar el arte en la vida cotidiana de los ciudadanos, descentralizar la oferta cultural y utilizar el muralismo como herramienta de expresión y regeneración urbana. Cada mural cuenta con un autor, una propuesta estética y un mensaje que dialoga con el entorno donde se ubica. Es el caso de «Alicia hacia dentro», de Fernando Gutiérrez, en la Plaza de Jovellanos o el famoso «Stairway to heaven» de Lucas Altamira en la calle Claudio Alvargonzález, entre otros.

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Uno de las ilustraciones en la Punta Liquerique, muy deteriorada. / Ángel González

El paso del tiempo y la falta de intervenciones de conservación han afectado a buena parte de estas obras. Algunos murales se encuentran visiblemente deteriorados, con la pintura desgastada o parcialmente borrada. Otros han sido objeto de pintadas o grafitis que cubren total o parcialmente la superficie original. Uno de los casos más llamativos es «Banco de mierda», el mural de Dadospuntocero situado en Punta Liquerique, que ha pasado de un trabajo brillante a una pared colorida llena de pintadas urbanas que se comieron el trabajo inicial.. Y no es la única. Al igual que esta, otras piezas, en diferentes puntos de la ruta, también se encuentran en mal estado de conservación.

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«Algo amable», la obra ubicada en la calle Mariano Pola. / Ángel González

En el entorno de El Muro se esconde otro tesoro artístico: «La rampa de San Loreno», del artista Sfhir, en el Tránsito de San Vicente de Paúl. A pesar de que el sol y las lluvias se han llevado a lo largo del tiempo parte de su identidad, esta obra conserva muy bien su pintura y su relieve original. «Me parece muy curioso y muy bonito. Cuando estos grafitis están pintados con un sentido y se respetan, mola mucho. Da un ambiente muy único a la ciudad y me ha gustado muchísimo», señala Mónica Carracedo, madrileña que se encuentra pasando unos días en Gijón.

Vecinos y personas vinculadas al ámbito cultural han manifestado su preocupación por el estado actual de la ruta. «Me gustan mucho los grafitis. Es una forma muy bonita de expresión. Lo que entiendo es que no se puede pintar encima. A veces ocurre porque somos un poco destructivos, es una pena», atetigua Laura Suárez, gijonesa. Algunos consideran que sería necesario establecer un plan de mantenimiento periódico que permita conservar estas obras como parte del patrimonio artístico local. Y, otros,en cambio se plantean la posibilidad de promover nuevas fases del proyecto, bien sea restaurando las piezas existentes o generando nuevas intervenciones que mantengan viva la propuesta original.

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