«Si no andas, nadie te aprecia». David Gaudu conoce las dos caras del ciclismo. Su cuarto puesto en el el Tour de 2022 alimentó … las esperanzas de la afición francesa, reforzadas unos meses después en la París-Niza de 2023 al terminar segundo detrás de Pogacar y delante de Vingegaard.
Tras imponerse en dos etapas de montaña en la Vuelta a España de 2020 –Farrapona y Covatilla– a los 23 años, la Itzulia de 2021 le confirmó como corredor de futuro. Ganó la última etapa en Arrate escapado con Roglic tras una batalla furibunda entre los equipos Jumbo y Visma. Y se clasificó quinto en una general final de auténtica fábula hecha realidad: Roglic, Vingegaard, Pogacar, Adam Yates y Gaudu por este orden.
El tiempo apaga la ilusión si no se la nutre de resultados. Las dos últimas temporadas del buque insignia del Groupama eran decepcionantes hasta ayer. En 2024, dos victorias de segunda fila –una en el Tour de Jura y otra en el de Luxemurgo– y un decepcionante 65ª puesto en el Tour de Francia, su gran objetivo. La actual discurría por los mismos cauces: un triunfo en el Tour de Omán y 66º en la general del Giro de Italia, al que acudía para liberarse de la presión de la ronda gala y con el podio como reto.
Peor aún. Tres caídas le metieron el miedo en el cuerpo: dos en marzo, la primera en la Strade Bianche y la segunda en la Tirreno-Adriático, y la tercera en mayo en el Giro de Italia. «Me paralizaron», confesó. Y sintió lo mismo el domingo cuando empezó a llover camino de Limone Piemonte. Patinaban las ruedas y su compañero de equipo Guillaume Martin sufrió la fractura de dos vértebras tras besar el asfalto.
Vingegaard continúa líder
«Te pueden idolatrar y detestar el mismo día», declaró compungido hace unos meses. Sin embargo, los rectores del Groupama le renovaron para dos temporadas. «Es mi último contrato como líder de un equipo», reconoció con humildad.
Pero no hay mal que cien años dure. Ni paralizado en la curva previa a meta, donde arriesgó al adelantar a Vingegaard, ni rendido ante la potencia de Mads Pedersen en la corta recta posterior. Ganó en Ceres la tercera etapa de la Vuelta, arañó diez segundos de bonificación y solo el puestómetro le impide arrebatar el maillot rojo al danés. Aunque están en el mismo tiempo, ocho posiciones de diferencia en la primera etapa –41º y 49º– permiten conservar el liderato al del Visma.
Gaudu arriesgó: «He visto que Pedersen lanzaba el sprint a 200 metros de la línea de meta, he desconectado el cerebro y he dado todo en la última curva. Esta victoria es una sorpresa porque este final era más apropiado para Pedersen que para mí. Pero me he convencido de que podía ganar. El equipo ha realizado un trabajo de locura para mí durante toda la etapa y también en la parte final. Es una justa recompensa para los compañeros».
«No ganaba en el World Tour desde… Casi ni me acuerdo», apunta Gaudu. «Creo que pudo ser en el Dauphiné de 2022, donde superé a Wout van Aert –el belga levantó los brazos y se le coló el galo–. Ahora he ganado al sprint a Pedersen. No es más que una anécdota, pero emociona».
Lidl-Trek había trabajado a la perfección para Mads Pedersen, que tomó en cabeza la última curva, situada a 80 metros de la pancarta de meta. Todos los rivales iban detrás en fila india. Parecía que lo tenía todo hecho. Gaudu salió respondón.
Tiene 28 años, cumplirá 29 en octubre y la experiencia recomienda a Gaudu ser cauto. «Queda mucha Vuelta. Llegaremos a Madrid dentro de tres semanas. Debo guardar la calma y ver cómo discurre la carrera. Aunque he empezado bien, eso no significa que piense en el podio. Iré a tope todos los días y haré balance después de la primera semana».
Vingegaard, al que se le observa un punto de ansiedad, volvió a involucrarse en el sprint. Ha perdido a un compañero de equipo, Axel Zingle, que llegó a meta el domingo a pesar de que se le salió dos veces el hombro. También Movistar pierde a Jorge Arcas por una fractura de fémur.
La Vuelta abandona hoy Italia para introducirse en Francia, donde subirán el Lautaret desde Briançon y dejarán a mano derecha el Galibier. A lo Torriani y seguramente con buen criterio dado que la carrera acaba de comenzar, Javier Guillén esquiva los grandes puertos. Veremos si a las puertas de la crono por equipos de mañana le interesa o no a Visma conservar el maillot rojo.