Acaba de cumplirse el centenario del nacimiento de Bill Haley, creador del rock and roll, una música que revolucionó la juventud de todo el mundo y puso las bases de la que sería en adelante, a partir de 1953. Cuantos ritmos, entonces denominados modernos, surgieron después, son en su mayoría descendientes de aquel invento. Si Bill Haley es historia viva del rock and roll y así figura en miles y miles de enciclopedias, artículos, programas de radio y televisión, amén de películas, y gozó en vida del éxito en América y Europa, su vida estuvo marcada por la tragedia, ciego de un ojo cuando sólo tenía cuatro años, y víctima del alcohol que lo llevó a la muerte. Sentimentalmente, tuvo tres esposas y diez hijos.

A William John Clifton «Bill» Haley, la música llegó a sus oídos nada más nacer. Su padre tocaba el banjo; su madre, el piano. Como decíamos, a los cuatro años tuvo que someterse a una delicada operación de mastoides del oído interno, con la desgracia que el cirujano cortó sin quererlo un nervio óptico, que lo dejó ciego para siempre del ojo izquierdo. Falso es que se publicara que le hubieran implantado un ojo de cristal.

Con más peso de lo normal a su edad, que no le impedía moverse lo más ágilmente que podía, y un rostro de muñeco abultado con un rizo, caracolillo que le caía sobre la frente (como nuestra artista de la copla Estrellita Castro), untado todo el pelo de brillantina, a pesar de que poco a poco se fue volviendo calvo, se hizo muy popular a partir de la década de los 50. Su electrizante música movía a la locura de los jóvenes cuando bailaban al compás.

Fundó una banda, The Comets, a la que el director de una emisora le añadió el término Halley, jugando con el apellido del cantante, aunque éste sólo con una ele, habida cuenta del ruido que armó en todo el mundo la aparición del célebre cometa Halley.

De sus primeros discos se escucharon los titulados «Rock the joint» y «Crazy man crazy». Claro está que la pieza que armó el gran cotarro fue «Rock around the clock», que registraron en los estudios de la muy poderosa Decca Records. Transcurría 1954. Comentaristas de entonces debieron dar «el queo» de que no era una composición original de la banda, sino la adaptación de otra, «We´re gonna rock around the clock», un clásico de 1952, que no era de ellos. Pero a la gente les dio igual. Y Bill Haley y sus muchachos fueron divulgándola, aunque la explosión del rock and roll sucedería más tarde. Incluyó ese tema el director Richard Brooks en 1955 en su película Semilla de maldad, con un argumento donde jovencitos de barrio la emprendían violentamente con todo aquello que no les gustaba a su alrededor. Película que, por cierto, tardó en estrenarse en muchos sitios, prohibida asimismo en España durante bastante tiempo. En otra cinta de George Lucas, American Graffiti, sonaba a poco de empezar la misma pieza. «Rock around the clock» ya se hizo internacional, número 1 durante varias semanas en las listas más leídas de los Estados Unidos y de otros países. En España, todavía no. Como tantas otras veces, la música que imperaba en otras latitudes nos llegó tarde y mal. Un festival que a comienzos de los 60 se celebraba en Madrid todos los domingos en el circo de Price acabó también suspendido por las autoridades franquistas a las que eso del rock and roll les parecía peligroso.

Bill Haley partía de la música country, la de los vaqueros americanos. Y como tal cuando actuaba lo hacía vestido como tales. Luego, ya más conocido, renunció a esos pantalones azules que tres cuartos de siglos después continúa llevándolos mucha gente, para aparecer muy elegante, con traje y corbata al modo convencional. Eso chocaba indudablemente con la música que promocionaba. Siempre quiso emular a los cantantes negros, aunque su voz era reconocida en seguida como de un blanco, en la radio y en los discos, claro está, no en directo. Porque le entusiasmaba el rhythm and blues. Y de esos mimbres surgió el rock and roll, nombre que no se le ocurrió a él, que había sido su inventor, sino a un disc-jockey de Cleveland, Ohío, llamado Alan Freed.

No fue «Rock around the clock» su única pieza triunfal. También otras, caso de ·»Shake», «Rattle and Rol», «See you later Alligator»… Hasta la mitad de la década de los 70 Bill Haley y sus Cometas estuvieron rodando por escenarios de medio mundo.

No vamos a extendernos en la carrera musical de Bill Haley y sus Cometas por las siempre razones de espacio. Pero sí remarcar que con ese mencionado rock and roll, este género fue adoptado por la juventud mundial y a Bill lo reconocieron como padre del invento. Los hay que discuten el aserto. Pero sépase que otros ídolos que abrazaron el mismo ritmo, como Elvis Presley, considerado desde luego «el rey», llegó un poco más tarde, aunque fuera enero de 1954 cuando grabó su primer disco. El rock and roll evolucionó sin duda alguna con otras voces imprescindibles del rock, como Chubby Checker (que estrenó el «trwist»), Little Richard, Jerry Lee Lewis, Fats Domino… Mas insistimos que no se le puede negar a Bill Haley ser el verdadero pionero. Los otros citados, con la perspectiva del tiempo, ocupan tal vez mejor posición histórica.

Por cuanto nos importa, Haley estuvo una temporada en México con su grupo, lo que aprovechó para grabar algunos discos en español, como una adaptación de «La Paloma», probablemente difíciles de encontrar hoy, piezas raras de coleccionista. Viajó a Europa y le fueron bien las cosas. Pero, sin que podamos explicitarlas, tuvo una serie de tropiezos en su familia, en su día a día, acabando de mala manera, a expensas del alcohol que lo fue destrozando hasta acabar arruinado.

Había tenido una agitada vida amorosa. Se casó en tres ocasiones, la última «in artículo mortis». Fue padre con las tres de diez hijos. Y al final, acabó muriendo en febrero de 1981, ya olvidado. Le diagnosticaron un tumor cerebral, aunque el parte médico simplemente decía que su fallecimiento fue a causa de un ataque cardíaco. Llevaba ya bastante tiempo alejado de todo cuanto tuviera que ver con la música, mientras dos de los supervivientes de Los Cometas aún estuvieron en activo hasta 2014.

Allí, en su casa de Harlingen, Texas, a sus cincuenta y cinco años, se le acabó la vida.