La carrera en la Fórmula 1 de Fernando Alonso parece tener fecha de caducidad. Todo parece indicar que cuando finalice este curso, el asturiano alargará como mucho dos entregas más, antes de poder probar suerte de nuevo en otras disciplinas de motor. Pese a que en este 2025, el español con su Aston Martin está muy lejos de las victorias, la casa de apuestas deportiva de F1 pronostica un cambio radical de cara a la campaña venidera.
La escudería verde no ha alcanzado el nivel que se presagiaba en esta mitad de temporada 2025, lo que ha hecho bajar las expectativas altas que tenía toda la afición al piloto asturiano. Lejos quedan aquellos tiempos en los que el español concatenó dos campeonatos mundiales consecutivos en 2005 y 2006, que merece la pena ser recordados.
En 2005, Fernando Alonso rompió el molde de la Fórmula 1 moderna. La hegemonía de Michael Schumacher parecía intocable, pero el asturiano, con apenas 24 años, se encargó de poner fin a la dictadura roja de Ferrari. Renault le dio un monoplaza fiable, equilibrado y con una velocidad de vértigo en clasificación. Desde la primera victoria en Malasia, quedó claro que algo estaba cambiando. El punto de inflexión llegó en Ímola, con aquel duelo inolvidable frente a Schumacher: vuelta tras vuelta, Alonso defendiendo con uñas y dientes, demostrando que no le temblaba el pulso ante el mito. Esa carrera no le dio el título, pero sí el respeto absoluto del paddock. La regularidad fue su arma más letal: apenas cometió errores y, cuando Kimi Räikkönen amenazaba con el McLaren más rápido.
Un año después, en 2006, tocaba refrendar el éxito. Ya no era el joven aspirante, sino el campeón al que todos querían destronar. Renault arrancó el año con seis victorias en las nueve primeras carreras; Alonso parecía imbatible. Sin embargo, la FIA endureció la lucha con cambios en los neumáticos y en la flexibilidad de los alerones, circunstancias que coincidieron con el resurgir de Ferrari. Schumacher, en su última temporada completa, lanzó su desafío con toda la experiencia y el poder de Maranello. La tensión alcanzó niveles dramáticos: aquel motor roto en Monza, la polémica sanción en Monza y Hungría, y la carrera caótica de Japón, donde Schumacher acariciaba la victoria hasta que su Ferrari dijo basta. Fue el destino quien escribió el último capítulo: Alonso cruzó primero en Suzuka y, semanas después, en Interlagos, certificó su segundo título consecutivo.
No fue solo la confirmación de un talento precoz, sino la consagración de un piloto que había demostrado que podía tumbar al mito y resistir la presión de defender la corona. En apenas dos temporadas, Alonso transformó la Fórmula 1 en un espectáculo global seguido con pasión desde España, y dejó su nombre grabado en la historia como el hombre que cambió una era.
Con la mirada puesto en esas dos temporadas, los aficionados ansían volver a contemplar a Fernando Alonso luchar por las victorias. Lejos de firmar el ansiado triunfo 33 como mayor hito, todos los amantes del “Gran Circo” esperan el tercer campeonato del español, para consagrarse, así como uno de los mejores pilotos de la historia también a nivel de entorchados. La llegada de Adrian Newey como ingeniero, también es un gran punto a favor para encarar la temporada 2026 con miras de que sea histórica para “Magic” Alonso.