BarcelonaDe todas las cosas que ha vivido Jaume Clotet (Barcelona, ​​1974) con La hermandad del ángel caído (Columna, 2024), el éxito de ventas y lectores de la novela es de las sorpresas más inesperadas. «Hemos vendido más de 20.000 ejemplares, hemos realizado cinco ediciones y ha estado entre los cinco libros más comprados del año pasado», constata la editora de Columna Glòria Gasch. «Tuvo tal éxito que, en las presentaciones y durante las firmas de Sant Jordi, la gente me preguntaba si haría más», explica Clotet. Ante aquella respuesta, el escritor y periodista, ex director general de Comunicación del Gobierno de la Generalitat, ha decidido dar continuidad a la historia del hermano Bernat, monje de Montserrat, con una segunda novela, La calavera del apóstol (Columna), que llega este miércoles a las librerías con un tirón de 10.000 ejemplares en catalán y 3.000 en castellano con Destino. Y no será la última: Clotet ya prepara el tercer libro, que cerrará la trilogía y que espera publicar en el 2026.

Como ocurría con la primera novela, se pueden contar pocas cosas de la historia de La calavera del apóstol sin revelar sus misterios. Clotet cultiva el género del «thriller histórico arraigado en el territorio», en palabras de su editora, y aquí volverá a aparecer la posibilidad de que el diablo esté capturado en Montserrat. Los protagonistas son, de nuevo, el monje Bernat y Berta, moza de escuadra, que chocan con una intriga alrededor de una biblia escrita con la sangre de Cristo. «Esta historia tiene una base legendaria, no me la he inventado yo, según la cual la sangre de Cristo viajó a Cataluña en el siglo VII cuando el papa Bonifacio IV decidió sacar las reliquias de Roma para evitar su destrucción si el imperio de los persas les atacaba», señala Clotet.

Una biblia robada por los franceses

A partir de ahí, el autor también hace entrar en la historia una de las tres biblias que el abad Oliba encargó de copiar en el siglo XI y que custodiaba el monasterio de Sant Pere de Rodes. «De esas biblias, una la robaron los franceses durante las guerras napoleónicas y está en París, la otra está en Roma y la tercera se perdió en un incendio», explica Clotet. La novela, de hecho, transcurre en ciudades como Jerusalén, París y Roma, pero gran parte de sus escenarios son catalanes: aparecen San Martín del Canigó, San Pedro del Averno, Ripoll, el santuario del Miracle y, evidentemente, Montserrat y San Pedro de Rodas.

«Estamos muy acostumbrados a leer novelas de temáticas parecidas que transcurren fuera de Catalunya. Parte del éxito del primer libro se explica porque pasa en nuestro país, en lugares que podemos visitar el fin de semana», afirma Clotet. En la búsqueda para documentarse, el escritor se topó con la leyenda que dice que la distancia entre Catalunya y el infierno son 30 puertas y la primera se encuentra en Sant Pere de Lavern (Alt Penedès). «De ahí sale el dicho que dice que Sant Pere de Lavern es el primer escalón hacia el infierno. Y también el hecho de que sus campanarios tienen un ángel que señala la dirección donde está la puerta», dice el autor, que reivindica las leyendas catalanas. «Tenemos un mapa legendario tan rico como el de cualquier otro país del mundo, pero lo hemos despreciado e infantilizado demasiado. Algunas historias son terroríficas», destaca.

La calavera del apóstol se puede leer sin conocer la historia de la novela predecesora, pero toma algunos elementos de aquel primer libro y sigue estirando el hilo. Por ejemplo, los tira y aflojas en la relación entre Bernat y Berta, que Clotet asegura que sigue desarrollando, aunque es prudente: «Son un monje de Montserrat y una moza de escuadra; no quiero enemistarme con ninguno de los dos colectivos».