A lo largo del siglo XX, el arte canario vivió un proceso de modernización y apertura al mundo en el que las mujeres creadoras también tuvieron un papel relevante.

Sin embargo, sus nombres rara vez ocuparon titulares ni recibieron el mismo reconocimiento que sus colegas masculinos. Muchas de ellas expusieron en instituciones clave, innovaron en lenguajes plásticos y abrieron camino en contextos donde el espacio para las mujeres artistas era reducido.

A pesar de estos logros, la mayoría quedó relegada a un segundo plano, invisibilizadas en la memoria colectiva y en la historiografía oficial del arte.

Figura en la sombra

En este contexto, los nombres de Lola Massieu, Jane Millares Sall o Maribel Nazco ocupan un lugar justo y reconocido.

Sin embargo, entre esas voces femeninas que abrieron camino en un mundo dominado por hombres, hay una figura que permanece en la sombra a pesar de su talento y de una carrera que la llevó a exponer en ciudades como París o Nueva York: la tinerfeña Eva Fernández (La Orotava, 1911 – Santa Cruz de Tenerife, 2005).

La pintora Eva Fernández

La pintora Eva Fernández / TEA

Con apenas dieciocho años, exhibió por primera vez su obra en 1930 en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife y, al año siguiente, volvió a hacerlo.

En 1932 viajó a Barcelona para exponer en Galerías Layetanas. Su formación incluyó clases con Francisco Bonnín Guerín y, más tarde, con Ángel Romero Mateos.

Reconocida en vida, silenciada después

En los años 40 y 50 fue premiada y expuso dentro y fuera del Archipiélago.

Obtuvo el Primer Premio con su Maternidad en la Exposición Regional de Bellas Artes de Las Palmas y mostró obra en la Exposición Internacional de Arte del Florida Southern College (Lakeland), donde fue distinguida con Primer Premio para extranjeros y Mención Honorífica.

Poco después expuso en Grand Central Art Galleries (Nueva York) y participó en una muestra de pintores canarios en París.

El final de las vacaciones, de Eva Fernández

El final de las vacaciones, de Eva Fernández / TEA

Evolución constante

Su trayectoria comenzó en la figuración (retratos, escenas costumbristas e interiores) y derivó hacia la abstracción en los años sesenta, etapa vinculada al grupo Nuestro Arte y a muestras como “Testimonios de Pintura Abstracta” (comisariada por Eduardo Westerdahl).

A comienzos de los 70 regresó a la figuración, enriquecida por la experiencia abstracta.

¿Por qué una carrera así cayó en un relativo olvido público? Pesaron factores de contexto: sesgo de género en la recepción crítica, menor vinculación a corrientes con gran proyección mediática y las dificultades logísticas para enviar obra desde Canarias a la Península (que la propia artista relató).

El resultado: reconocida en su tiempo, pero con memoria social fragmentaria décadas después.

Redescubrimiento

En 2025, la Biblioteca de Artistas de Canarias (BAC) del Gobierno de Canarias dedicó su volumen 86 a Eva Fernández, con presentaciones en el IEHCAN (Puerto de la Cruz) y en La Regenta (Las Palmas), y cobertura institucional y mediática que subrayan su carácter pionero y su presencia histórica en Madrid, Barcelona, París y Nueva York.

Su historia es también la de muchas creadoras canarias que, pese a abrir camino y lograr méritos indiscutibles, quedaron relegadas al olvido.

Su caso demuestra cómo el talento femenino encontró más barreras que focos, incluso cuando se alcanzaban hitos internacionales. Redescubrir su obra no es solo un acto de justicia con una artista pionera, sino también una oportunidad de revisar el relato del arte canario y reconocer que en sus cimientos hubo mujeres que trabajaron con la misma pasión y riesgo creativo que sus compañeros.