Miércoles, 27 de agosto 2025, 10:25
El sol se apagaba lentamente sobre la arena del centenario coso de la Avenida de Vilches, dejando un silencio cálido que sólo rompían los murmullos de quienes llenaban los tendidos. No era una de esas corridas que acaparan titulares, sino una tarde tranquila, íntima –aunque con 3/4 de plaza en tarde calurosa–, en la que cada gesto y cada movimiento cobraban una importancia casi mágica. En el ruedo, el polvo parecía moverse con vida propia, y cada sombra contaba una historia aún por escribirse.
-
Plaza de Toros de Almería: Tres cuartos de plaza.
Novillada en clase práctica de la Feria de la Virgen del Mar.
-
Novilleros:
Dennis Martín (blanco y oro), dos orejas, tras estocada; Héctor Morales (marfil y oro), dos estocadas, descabello, palmas, tras dos avisos; Antonio Ortega (azul cielo y oro), dos estocadas y descabello, una oreja, tras un aviso, y Pablo Sánchez (verde esperanza y oro), una oreja, tras cuatro pinchazos, estocada y descabello.
-
Ganadería:
Novillos de Salvador Gavira, de irregular comportamiento, el tercero el mejor en el orden de lidia.
-
Presidencia;
Diego Cruz, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Almería, presidió el festejo, asesoradio artísticamente por Ramón Magaña. Hubo minuto de silencio en memoria de Eduardo Marín.
Entre capotes, nervios y risas contenidas, los jóvenes alumnos de la Escuela Municipal Taurina de Almería se preparaban para su momento. No eran figuras consagradas, ni siquiera novilleros con nombre –con seguidores, eso sí, en los tendidos de un coso con más de un siglo de vida–, pero llevaban en la piel la emoción de quien sabe que cada paso allí es único. Ajustaban sus trajes de luces con manos temblorosas y corazones acelerados, buscando ese equilibrio entre miedo y deseo, entre respeto y valentía.
El coso que preside la Avenida de Vilches respiraba complicidad. Padres, amigos y vecinos alentaban con miradas y aplausos tímidos pero sinceros. La de ayer no era una tarde de competición –algo de querer mostrarse sí que había–, sino una lección de vida; un instante en el que el arte, el coraje y la tradición se encontraban, recordándole a todos que, en la tauromaquia, lo más importante siempre empieza en el corazón.
Querer es poder
Temperamental, Dennis Martín, que abrió la tarde con la que se ponía en marcha la Feria Taurina, comenzó la faena a portagayola para atemperar la embestida del novillo con gusto y lances a la verónica casi en el centro del ruedo. Variado en su exposición utilizó delantales y una vistosa media antes del cambio de tercio. En él, su lucieron con el perca Dennis y su compañero Héctor Morales, con variedad en la ejecución de la suerte.
Dennis Martín, al natural, arriba. Héctor Morales, en un derecho, abajo.
Baltasar Gálvez
El alumno más experimentado de los cuatro brilló con los palitroques, sobre todo con los pares segundo y cuarto ante un novillo que no colaboró. Él insistió en buscar el triunfo a base de exponer. Con la franela, comenzó rodilla en tierra con dos arriesgados pases por detrás. Directamente se fue a por el pitón izquierdo, con una buena serie de naturales. Por el pitón derecho se mostró dominador, pero el astado ofreció poco. Le quiso y le pudo, con riesgo y en terreno del novillo, aunque en una faena intermitente por la poca calidad del de Gavira, al que cerró al natural casi en la puerta de chiqueros.
El gusto y las prisas
Muy gustoso comenzó la faena de capa, Héctor Morales, que lanceó a la verónica al segundo de la tarde. Antonio Ortega se lució en su torno de quite, lanceando al animal con mucho gusto. Sin lucimiento en banderillas, Morales, que brindó a Dennis la faena, la comenzó con gusto y la franela en la mano derecha. El joven alumno de la Escuela Municipal de Almería tuvo que emplearse para sacarle faena a su enemigo que, como su hermano, tampoco colaboró en exceso.
Le puso ganas parar componer una faena por ambos pitones, arriesgando en el tramo final de la pelea, con el animal anclado en la querencia, lo que dificultó la faena, entrando a jugar las prisas para cerrarla.
Las ganas
Antonio Ortega quería triunfo y expuso con una larga cambiada para empezar la faena de recibo, componiendo lances a la verónica ante un novillo que no pasaba más de dos veces y que ‘destilaba’ peligro, aunque fue permitiendo faena con el paso de los lances. Le faltó acople y, en una segunda larga, resultó prendido. En el turno de quites, Pablo Sánchez se mostró poderoso.
Antonio Ortega, en un derechazo, arriba; Pablo Sánchez, con una manoletina.
Baltasar Gálvez
Repuesto Ortega, se entregó en banderillas, con tres poderosos pares. Corregido por Ruiz Manuel, trazó pases por el pitón derecho con la muleta, tratando de taparle la cara al animal para que sólo viera franela, ensuciada por verse desarmado en tres ocasiones por la izquierda. Insistió sin demasiado éxito por los dos pitones, aunque sin encontrar el resultado deseado.
Con gusto
A Pablo Sánchez le tocó el novillo más grande y sus intentos con el percal no fueron en vano. Se mostró voluntarioso, dejándole el animal para que Dennis Martín se luciera con un vistoso quite por gaoneras, lopecinas y delantales. Tras banderillas, el menos placeado del cartel, lidió con gusto por el pitón derecho. Dándole distancia, trató de ejecutar la faena ante un novillo al que le aguantó porque se quedaba corto en la embestida y tardón. Por la izquierda trató de poderle, sacándole naturales con riesgo, por la condición del de Gavira, al que le pudo por ganas, con un último pasaje de lucidas manoletinas.
Comenta
Reporta un error