Domingo, 27 de julio 2025, 20:14

«El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) no desaparece en verano, pero sí podemos aprovechar esta época para conectar con nuestros hijos desde otro lugar», recuerda el psiquiatra Hilario Blasco-Fontecilla, investigador de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y director general de Emooti. «Disminuir las presiones académicas y enfocarnos en su autoestima, su creatividad y su bienestar emocional puede marcar una gran diferencia. La paciencia, el humor y el amor son las herramientas más poderosas durante las vacaciones. Es el momento ideal para conocer mejor a nuestros hijos y demostrarles cuánto les queremos», añade el experto.

Estamos inmersos en el verano y somos más flexibles con las obligaciones, tendemos a relajarnos más fácilmente. ¿Pero qué ocurre con las familias con niños con TDAH?

– En verano, muchas familias bajan el ritmo, lo cual es natural, necesario y saludable. Sin embargo, en el caso de niños con TDAH, la falta de estructura puede generar más impulsividad, desorganización o irritabilidad. Estos niños suelen beneficiarse de rutinas claras, por lo que el cambio puede afectar su conducta y bienestar emocional. Las familias deben encontrar un equilibrio: disfrutar de las vacaciones sin dejar de ofrecer un marco de contención predecible. Aquí puede ayudar el uso de campamentos y/o la práctica deportiva regular (sin forzar, eligiendo aquellos deportes que le gusten a los menores con TDAH).

¿El verano para estas familias es más complicado?

– Sí, puede ser más retador. El fin del curso escolar elimina gran parte de la estructura diaria que les ayuda a regularse. Además, si hay viajes, cambios de horarios o menos supervisión, aumentan las probabilidades de desregulación emocional o conductas problemáticas. Sin embargo, con una planificación adecuada y adaptaciones, el verano también puede ser una gran oportunidad para reforzar vínculos, autoestima y habilidades sociales. Es el momento para disfrutar jugando con nuestros hijos a juegos de mesa, vóley playa, palas, senderismo, surf, etc. El juego y el deporte nunca deben faltar en ninguna familia, con o sin TDAH.

¿Hay que seguir con las rutinas o podemos ser más flexibles?

– La clave está en mantener cierta estructura, pero sin rigidez. Las rutinas deben continuar, pero adaptadas al verano: horarios de sueño consistentes, momentos para moverse, descansar y realizar actividades significativas. Ser flexibles no significa eliminar toda organización, sino incorporar más espacios de ocio dentro de un marco que les dé seguridad. Esa previsibilidad les ayuda a sentirse más tranquilos y a gestionar mejor sus emociones. Por ejemplo, si la medicación se suele dar a las 8:00 horas en el año lectivo, no pasa nada porque la tomen cuando se despierten, por ejemplo a las 10:00 u 11:00 de la mañana.

¿La alimentación y el ejercicio físico son esenciales para este colectivo?

– Sí, son fundamentales. Una alimentación equilibrada puede mejorar la atención y el estado de ánimo, evitando picos de energía o irritabilidad. El ejercicio físico, además de ayudar a canalizar la hiperactividad, favorece la regulación emocional y el sueño. Actividades como nadar, andar en bici o practicar deportes al aire libre tienen un impacto muy positivo en su bienestar general. Además, el sol facilita la secreción de dopamina, el neurotransmisor clave en el TDAH, contribuyendo al bienestar de los menores con TDAH, o incluso facilitando un reajuste a la baja del tratamiento farmacológico.

¿Y qué ocurre con la medicación?

– La medicación no debe suspenderse sin indicación médica. Aunque algunos profesionales valoran pausas en verano (las «vacaciones terapéuticas»), esto siempre debe decidirse de forma individual, considerando el impacto que podría tener en la conducta y el entorno familiar. Personalmente, suspender la medicación por «norma», me parece una práctica poco profesional, ya que sabemos que aumenta la mortalidad. No conozco pacientes con diabetes o con epilepsia que suspendan la medicación en el verano.

La medicación no debe modificarse sin el seguimiento del profesional médico. Lo que señalan las guías es que se pueda reducir, pero NO suspender el tratamiento farmacológico durante el verano. Esto es debido a dos factores: hay más sol (y la estimulación lumínica facilita la secreción de dopamina, el neurotransmisor clave en el TDAH); y no hay colegio, que es estresante para la mayoría de menores con TDAH. Pero cualquier decisión tiene que ser una decisión individualizada. A veces, seguir con la medicación permite que el niño disfrute más de las actividades, sin conflictos constantes o frustración. Es una decisión que debe tomarse junto al especialista.

¿Qué actividades recomendaría para favorecer su bienestar, concentración y gestión emocional?

– Actividades que combinen movimiento, creatividad y estructura son ideales. Por ejemplo: deportes, talleres artísticos, yoga infantil o juegos con normas simples (parchís, ajedrez, juegos de cartas que favorecen la estimulación cognitiva…). También actividades en la naturaleza ayudan a reducir el estrés. El mindfulness adaptado a niños, los cuentos sobre emociones o los juegos de mesa pueden reforzar habilidades cognitivas y socioemocionales de forma lúdica y eficaz. Y si les gusta la lectura, ¡a por ello!

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