Una dieta hipocalórica y la práctica de actividad física regular reducen en un 31% el riesgo de padecer diabetes tipo 2 en personas con sobrepeso y alto riesgo metabólico. Estas son las conclusiones principales del estudio PREDIMED-Plus, un ensayo clínico multicéntrico en el que han participado más de 200 especialistas de 23 universidades.

Se trata, según destaca Vicente Martín, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de León (ULE), de un gran avance en la prevención de “una de las enfermedades con mayor incidencia y cuya tendencia es al alza en los últimos años, muy asociada a la epidemia de obesidad”.

El estudio se basa en el seguimiento durante siete años de casi 5.000 personas, 250 incorporadas desde el equipo de la ULE en estrecha colaboración con los médicos de atención primaria de los centros de salud de la ciudad, que lo sitúa como uno de los de mayor número de pacientes y tiempo de seguimiento.

A ello se suma, continúa Martín, que se trata de un ensayo aleatorio, doble ciego,lo que lo convierte en un hallazgo y una fuente de información “muy seria, relevante y solvente” que viene avalada por su publicación en ‘Annals of Internal Medicine’, una de las diez revistas médicas más influyentes del mundo.

Un 30% de menos riesgo de padecer diabetes tipo 2 gracias a la dieta mediterránea y el ejercicio

Los resultados confirman que seguir una dieta mediterránea acompañada de actividad física reduce en un 31% la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2 frente a quienes solo siguieron la dieta mediterránea sin restricción calórica ni recomendaciones de ejercicio.

En términos absolutos, el riesgo de desarrollar diabetes fue del 12% (349 casos) en aquellos participantes que siguieron solo la dieta mediterránea, frente al 9,5% (280 casos) en el grupo de intervención intensiva, lo que supone una reducción clínica significativa.

Para el catedrático de la ULE, una de las conclusiones más esperanzadoras del trabajo es que no son necesarias grandes pérdidas de peso para obtener beneficios, a lo que se suma la aceptación que existe culturalmente de la dieta mediterránea, constituyéndose como “una estrategia realista y eficaz a largo plazo para la prevención de enfermedades cardiometabólicas”.

“Con pérdidas moderadas, junto con una dieta mediterránea, son suficientes para reducir en un tercio el riesgo de diabetes tipo 2. Para nosotros es un gran honor haber conseguido que nuestra universidad, nuestra provincia y nuestros centros de salud hayan podido participar en un estudio que es ya un referente mundial”,”.

Por último, Martín además recuerda que los resultados obtenidos en este estudio tienen hoy un objetivo secundario, como es la prevención de la diabetes, pero se muestra convencido de que en los próximos años se avanzará en nuevos hallazgos centrados en objetivos principales, como la reducción de las enfermedades cardiovasculares y la mortalidad. “En los próximos años ofreceremos nuevas noticias satisfactorias para la población”.

Equipo de la ULE participante en el estudio PREDIMED-Plus.

Dos décadas a estudio

La diabetes tipo 2, una enfermedad crónica que deteriora seriamente la salud y la calidad de vida ha experimentado un notable incremento en los últimos años, en paralelo con la epidemia de la obesidad. Por ello, resulta esencial impulsar estrategias accesibles y sostenibles enfocadas a la prevención.

El estudio PREDIMED (PREvención con DIeta MEDiterránea), que lleva más de dos décadas activo, ya había demostrado que una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos reducía la incidencia de diabetes en un 30% en comparación con una dieta baja en grasas. Sin embargo, esta reducción se observó con una disminución apenas perceptible del peso corporal.

A partir de ese conocimiento, el estudio PREDIMED-Plus planteó una intervención sobre el estilo de vida más intensiva, con el objetivo de evaluar si pudiera aportar beneficios adicionales frente a otro tipo de estrategias menos intensivas. Esta estrategia se basa en la pérdida de peso mediante una dieta mediterránea ligeramente hipocalórica —rica en fibra y de bajo índice glucémico— combinada con la promoción de la actividad física y apoyo conductual.

El estudio incluyó a 4.746 participantes de entre 55 y 75 años con sobrepeso u obesidad y síndrome metabólico y que no padecían enfermedades cardiovasculares ni diabetes al inicio. La investigación, financiada con más de 15 millones de euros aportados en su mayoría por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y el consorcio CIBER, constituye un referente mundial en la prevención de enfermedades metabólicas y cardiovasculares.