Parece sacado de una película de terror, pero es el dramático escenario que Zoe Ward encontró en casa de la responsable de organizar el entierro de su bebé, fallecido a las tres semanas de edad. Cuando la mujer llegó al domicilio de la directora de la funeraria en la localidad inglesa de Leeds, la halló sentada en el sofá junto al cadáver su pequeño, Bleu, y al de otro recién nacido ‘viendo’ dibujos animados en la televisión.

Lejos de asustarse, la propietaria de la funeraria, Amie Upton, invitó a Ward a entrar a su vivienda y sentarse con ellos. A raíz de estos hechos, el servicio sanitario de Leeds ha prohibido a esta tanatopractora el acceso a las salas de maternidad y morgues públicas para evitar que la historia se repita, según ha informado la cadena de televisión británica BBC.

Sobre una hamaca y de frente a la televisión en un mismo espacio junto a un rascador para gatos, un perro y el cadáver de su bebé. Así se encontraba el cuerpo sin vida de Bleu cuando llegó Ward, una visión ante la que no pudo reprimir un grito y el impulso de telefonear a su propia madre. «La llamé y le dije: ‘Esto no está bien… Está sucio, está mugriento, no puede quedarse aquí‘», le relató por el móvil la mujer, de 32 años.

Fue precisamente la madre de Ward quien, tras el primer impacto, consiguió que otro servicio funerario recogiera el cuerpo del pequeño y organizara el entierro. Sin embargo, la familia tiene serias dudas de que el cuerpo del recién nacido hubiera sido conservado a la temperatura correcta: «Olía mucho, como si hubiera estado allí y no lo hubieran mantenido adecuadamente».

Ward había recurrido a los servicios de Upton, al frente de una funeraria especializada en el apoyo a padres que han perdido a sus bebés llamada Florrie’s Army, y había quedado satisfecha con la propuesta de la mujer, de 38 años. La tanatopractora había creado la empresa después de que su propio hijo naciera muerto en 2017.

Sin embargo, Ward no fue la única víctima de la mujer. A otra pareja le hizo creer que el cuerpo de su bebé estaba guardado en una funeraria en Headingley hasta que pudiera ser enterrado, pero más de una semana después le comunicaron que su hija estaba en la casa de Upton, a 5 millas de distancia.

El sector funerario no está regulado en Inglaterra y Gales, no existen requisitos legales sobre cómo y dónde deben almacenarse los cadáveres y no se requieren cualificaciones para ejercer como director de una funeraria.

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