La calma de Huesca se ha visto alterada por un caso que mezcla falsas promesas de inversión, tecnología y desesperación económica. La plataforma TS Vertex, que en los últimos meses captó a numerosos inversores en la provincia, ha colapsado dejando a decenas de afectados sin poder retirar sus ahorros. Según relata El Diario de Huesca, el sistema funcionaba como una estafa piramidal clásica, en la que los primeros beneficios servían de anzuelo para atraer más capital, hasta que, de un día para otro, la retirada de dinero quedó bloqueada.
El impacto ha sido mayor de lo que parece: entre las víctimas hay perfiles muy diversos, desde pequeños ahorradores que confiaron en la idea de hacer crecer su dinero rápidamente, hasta miembros de cuerpos policiales, lo que demuestra el alcance y la capacidad de persuasión de la red. Los testimonios coinciden en un mismo sentimiento: “hemos perdido los ahorros de nuestra vida”.
El 24 de agosto marcó el punto de inflexión. Esa misma fecha, los usuarios vieron cómo la aplicación dejaba de permitir extracciones. Paralelamente, el local que la empresa tenía en la Avenida Monreal, y que hasta entonces abría con normalidad para captar clientes y ofrecer una imagen de seriedad, cerró sus puertas sin previo aviso, pese a anunciar horario hasta las nueve de la noche. Desde entonces, solo quedan dudas, frustración y la sospecha de haber sido víctimas de una trama cuidadosamente diseñada.
El espejismo del “trading automatizado”
TS Vertex se presentó en la provincia con un mensaje atractivo y adaptado al discurso tecnológico de nuestro tiempo: aseguraba contar con un bot de inteligencia artificial capaz de operar en los mercados financieros de manera automática, eliminando el error humano y garantizando beneficios constantes. Para muchos, la idea de obtener rentabilidad sin esfuerzo ni conocimiento parecía demasiado buena como para dejarla escapar.
El esquema era sencillo: los nuevos inversores depositaban su dinero y en una primera fase recibían beneficios moderados, que reforzaban la sensación de seguridad y confianza. El verdadero problema llegó después, cuando al intentar retirar el capital se encontraron con que el sistema estaba bloqueado. Y no solo eso: ahora la plataforma exige a los clientes ingresar 500 euros adicionales con la promesa de reactivar la cuenta y permitir la retirada. Una estrategia que expertos en fraudes financieros identifican como “fraude de recuperación”, una segunda estafa sobre los mismos afectados.
El modelo empresarial ya levantaba sospechas desde el principio. La compañía estaba registrada en Estados Unidos como una LLC en Nuevo México con un capital mínimo, apenas unos cientos de dólares, lo que contrasta con la imagen de gran firma internacional que trataban de proyectar en sus presentaciones. Su presencia digital, además, estaba alojada en Hong Kong, un detalle que dificultará cualquier reclamación legal.