«Por una parte, cada vez tenemos más medicina de precisión de acuerdo al tumor y al subtipo, basado en datos moleculares. Los tratamientos se individualizan específicamente, para bloquear de forma lo más selectiva posible los mecanismos que subyacen en la proliferación maligna de la enfermedad, limitando los efectos adversos e incrementado la respuesta». Por otro …
«Por una parte, cada vez tenemos más medicina de precisión
de acuerdo al tumor y al subtipo, basado en datos moleculares. Los tratamientos
se individualizan específicamente, para bloquear de forma lo más selectiva
posible los mecanismos que subyacen en la proliferación maligna de la
enfermedad, limitando los efectos adversos e incrementado la respuesta». Por
otro lado, «están los avances en inmunoterapia; existen aprobaciones
disponibles con células CAR-T y las terapias basadas en anticuerpos
biespecíficos para diferentes enfermedades de la sangre, especialmente en los
casos de linfoma y mieloma».
La terapia con células CAR-T está emergiendo como una opción
prometedora en el tratamiento de linfomas y mieloma: «Cada vez más pacientes
pueden beneficiarse de dichos tratamientos, inclusive en fases más precoces de
estas enfermedades». De hecho, en algunos pacientes con linfoma, «incluso se
plantea un porcentaje que pudiesen curarse con las células CAR-T». En el caso
del mieloma, «el número de pacientes que responden es muy alto; aunque seguimos
teniendo recaídas, el tiempo sin tratamiento es prolongado, muchos pacientes pueden
pasar meses o años sin tratamiento, con una repercusión muy positiva en calidad
de vida y en su esfera social y familiar», sostiene.
En cuanto a los beneficios y ventajas que aporta esta
terapia frente al trasplante de células madre, las células CAR-T van dirigidas
específicamente contra una molécula en la superficie de la célula maligna.
«Esto hace que se limite mucho su actividad contra el tumor hematológico en
cuestión, con menor probabilidad de efectos adversos contra otros órganos.
También produce que la respuesta sea muy rápida y no sea necesaria una
respuesta profunda previa a otros tratamientos del paciente».
Además, agrega, «las células CAR-T que usamos ahora son del propio
paciente, por lo que la posibilidad de fenómenos de rechazo contra el paciente
es muy poco probable; este fenómeno sí lo vemos con frecuencia tras el
trasplante alogénico (de otro donante) de células madre». De la misma forma, la
actividad propia de los CAR-T también hace que la quimioterapia que se
administra previamente sea mucho menos intensiva, «permitiendo que pacientes,
que por otra parte no serían candidatos a un trasplante de células madre por
otras complicaciones u edad, sí pudiesen serlo a este tipo de terapia».
Por contra, estos nuevos avances basados en inmunoterapia
todavía presentan ciertos retos, dado que «aún tenemos pacientes que no
responden adecuadamente a las células CAR-T, o cuya enfermedad desarrolla
progresión precozmente», aclara. Ahora bien, asegura a este respecto que «cada
día muchos laboratorios en el mundo trabajan para que tengamos cada vez células
CAR-T más eficaces, modificándolas para aumentar su actividad o su duración».
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