En los mismos adoquines húmedos en los que apenas unos minutos antes se habían disputado los últimos metros del Tour de Francia, las siempre románticas calles de París vivieron una petición especial. La ‘Grande Boucle’ 2025 se cerraba pero se abría una nueva historia con unos protagonistas muy distintos a ese Wout Van Aert que se hacía con la victoria en los Campos Elíseos o ese Tadej Pogacar que lució su maillot amarillo por la capital parisina.

Eso era ya historia para los dos protagonistas que acapararon los focos de la tarde gris francesa. Todavía con su maillot del Lidl Trek puesto, Quinn Simmons se enfrentaba a uno de los momentos más importantes de su vida y decidía pedir matrimonio a su pareja.

Ataviado con ese jersey de barras estrellas que lo acreditan como campeón nacional de Estados Unidos, Simmons tomó de la mano a su chica, la llevó al lugar elegido y se arrodilló para hacerle la vital pregunta. Ella no lo dudó ni unos segundos. Dijo ‘sí’ y se abrazó al que pronto será su marido. Emocionada, recibió la alianza que certifica la unión.

El estadounidense ha sido uno de los corredores destacados de esta edición, ayudando al Lidl-Trek a conquistar sus dos victorias de etapa, así como a Jonathan Milan para cerrar la ronda con el maillot verde. Un trabajo que le ha llevado a ser elegido mejor gregario de este Tour 2025, un reconocimiento con el que redondeó un Tour 2025 que recordará para siempre.

No es la primera vez que un ciclista elige los emblemáticos adoquines de los Campos Elíseos para pedir matrimonio a su pareja. En 2022 Jered Gruber le pidió a su mujer Ashley que se casara con él, dando lugar a una instantánea que pasó a la historia.

Antes que él lo había hecho Cyril Gautier, gregario de Romain Bardet en el AG2R, aunque en este caso de una forma más peculiar. El francés aprovechó la última etapa del Tour 2017 para hacer su petición, pero ni siquiera esperó a llegar a la meta. Esperó a tener una de las cámaras cerca para mostrar una nota que llevaba consigo: » Caroline, Veux tu m’ epouser?», se podía leer, mientras sus compañeros reían y hacían el gesto del corazón con las manos.