Final al mayor culebrón de toda la offseason en la NFL. Micah Parsons, quizás el mejor defensor de toda la liga junto a TJ Watt, abandona los Dallas Cowboys y se marcha traspasado a los Green Bay Packers en uno de los movimientos “bomba” más impactantes de los últimos tiempos en la NFL.

Según confirmó Adam Schefter este jueves, la franquicia tejana decide así poner fin al capítulo de su edge rusher como miembro del equipo. Micah deja dos primeras rondas en Dallas y firma un contrato de 188 millones de dólares, convirtiéndose en el jugador no quarterback mejor pagado de la historia. 120 millones son garantizados.

Parsons, pick 12 del Draft de 2021, solicitó a principios de agosto el trade request tras la negativa de los Cowboys a sus propuestas por un nuevo contrato.

A sus 26 años, tres veces All-Pro y con toda la carrera por delante, el jugador de Penn State pidió cifras que nunca llegaron a satisfacer los intereses de Jerry Jones, propietario de los Cowboys, quien se convierte así en uno de los grandes perdedores de esta temporada. La franquicia pierde a un talento generacional como Parsons, con 52.5 sacks en sus primeras cuatro temporadas y capaz de condicionar ofensivas con su físico sobrenatural y un talento para placar que justifican un “supercontrato”.

En un equipo que va a la deriva y con dudas en la posición de QB con Dak Prescott, incapaz de liderar al equipo hacia cotas altas en playoffs, los Cowboys pierden la piedra angular de una defensa que ahora queda completamente desnuda. La única estrella joven que queda en nómina será CeeDee Lamb, que deberá encontrar soluciones en un ataque que parece un desierto.

Este movimiento es el último golpe a los aficionados del deporte en Dallas, que en cuestión de meses han visto cómo sus dos grandes estrellas, Luka Doncic en los Mavericks de la NBA y Micah Parsons en los Cowboys, se van por la puerta de atrás. El esloveno fue traspasado a “traición” y el estadounidense tuvo que buscarse una nueva casa al no sentirse valorado por la franquicia.

Este movimiento bomba llega a una semana del primer partido de la temporada para los Cowboys, que enfrentarán a los recién campeones del Super Bowl, los Philadelphia Eagles, en la Semana 1 de competición.