Los últimos coletazos del verano ya están aquí y con él, el final de las Fiestas de María Pita, que como cada año trajeron a A Coruña la Feria del Libro, una de las citas más esperadas por los lectores coruñeses llena de libros y de firmas de sus autores preferidos.

Casetas de la librería Couceiro y la librería Arenas en la Feria del Libro de A Coruña.

Este es el año de La Asistenta, Premio Valencia Negra en la categoría Best Novel, un thiller psicológico escrito por la estadounidense Freida McFadden, que inicia una trilogía de libros en torno a la figura de su protagonista. La obra brilló entre los más vendidos de librerías como las coruñesas Arenas y Novel.

Un calendario repleto de citas literarias que empezó el lunes día 1 y que concluyó el domingo 10 de agosto. Entre los éxitos sorpresa del verano, está la novela El jardinero y la muerte del búlgaro Gueorgui Gospodínov. A este libro se unen títulos como Curando el mundo: Diario de un cirujano nómada del médico coruñés Diego González Rivas y María Ferreira y La Dama de Amboto de Rober Cagiao.

El tirón del gallego se mantiene

Los libros en gallego también se han hecho un buen hueco en las listas de compra de los lectores coruñeses, de la mano de autores como el premio de Literatura Nacional, Manuel Rivas, Pedro Feijoo, Óscar Reboiras, Bea Lema, Ledicia Costas y Yolanda Castaño. «Ayuda mucho que los autores vengan a firmar a las casetas, invitan a la gente a pasarse, comprar el libro y llevárselo firmado», explica Alejandra de Diego, copropietaria de la librería Berbiriana.

En gallego el best seller de esta edición de la feria ha sido Tras do Ceo de Manuel Rivas, que reinó en varias de las casetas, seguido de obras como As tolas que non o eran de Carmen V. Valiña. «Trata de los casos de las mujeres que encerraban en el psiquiátrico de Conxo por ser normales y tener ganas de salir», explica Alejandra de Berbiriana.

La ubicación de la feria no castiga al sector

Este año la feria cambió de ubicación debido a las obras de los Cantones, una noticia que al principio no fue bien recibida por el sector del libro y que, durante el transcurso de la feria, generó diversidad de opiniones entre los libreros.

«Al principio pensábamos que cambio de lugar nos iba a influir y nos equivocamos porque se logró que la gente viniera. Es un tipo de cliente que viene aposta a la feria. Les preguntábamos y muchos preferían esta ubicación», explica la propietaria de Berbiriana. Opinión con la que coincide Begoña de librerías Couceiro: «La verdad es que nos fue muy bien».

En contraste con la percepción de Manuel Arenas, propietario de la Librería Arenas, quien señala que se salvaron por la gran afluencia de visitas que tuvo la ciudad la primera quincena de agosto: «Los lectores, clientes y turistas estaban muy perdidos, no sabían dónde estábamos».