Venecia
La dramaturgia social es la manera que tenía el sociólogo Erving Goffman de interpretar cómo interactuamos los seres humanos en sociedad. Partía de la idea de que todos, de una manera u otra, estamos actuando continuamente cuando nos cruzamos de los demás, que adaptamos nuestros comportamientos a la gente con la que estamos o a las situaciones que vamos viviendo, ya sea comprar el pan, cenar con amigos o en las reuniones de trabajo. Todos somos actores, todos tenemos que crearnos una idea de nosotros mismos, algo que con las redes sociales es todavía más evidente. ¿Qué pasa un actor, que siempre está actuando, no sabe quién es él realmente? Esa es la duda que asalta al protagonista de la nueva película de Noah Baumbach, Jay Kelly, que compite por el León de Oro en el Festival de Venecia.
George Clooney, en el que sea el mejor acierto de casting del año, encarna a un trasunto de sí mismo. Es decir, un actor, estrella de Hollywood, encantador, sin una sola tacha, con una carrera llena de películas de todo tipo de géneros, sin escándalos, que rehuye los homenajes, y que lleva una vida espectacular y feliz, aparentemente. La muerte de un amigo y el reencuentro con un viejo compañero de la escuela de teatro, hacen que se replantee su forma de vida, su identidad y hasta su trabajo como actor. Clooney demuestra que es la última de las estrellas clásicas que tiene Hollywood, que sigue la estela de Cary Grant, Gary Cooper o Robert de Niro, en una actuación que debería darle, al menos, la nominación al Oscar. «Sentí que era importante que el público que viera la película tuviera una relación con el actor que la protagoniza», decía el director sobre la elección del protagonista, que ha sido la ausencia de la rueda de prensa, debido a un pequeño problema de salud, una sinusitis. Esa fue la explicación oficial de un festival marcado este año por las protestas contra la guerra en Gaza y justo un día después de verle en llegar en barco a El Lido. «Incluso las estrellas se ponen malas», decía Baumbach ante la prensa.
El director neoyorquino, que debutó con Frances Ha, es ya un habitual de Venecia, donde ha presentado sus últimas películas, como Historia de un matrimonio, en 2019, y White Noise, con la que abrió la Mostra en 2022, continúa su estudio sobre las relaciones personales y la familia, aunque aquí lo haga a través del mundo de la fama. El guion lo ha escrito con la actriz Emily Mortimer, y en él recrea el backstage de las estrellas: avión privado, publicistas, representantes, jefas de prensa, guardaespaldas, estilista, que rodean al actor allá donde va, incluso si decide que quiere coger un tren, como el resto de los mortales. Cualquier capricho, por loco que sea, es satisfecho. En medio de ese mundo lleno de estrés, de gente al servicio del famoso, descubrimos el vacío existencial de un hombre que siempre quiso ser actor, triunfar, estar en lo más alto del cine y que olvidó la familia, los amigos, la vida y que ya no sabe si quiera cómo interpretar papeles, pues ha perdido la conexión con el mundo, con la gente. «Había algo que nos resultaba fascinante y sobre la premisa de una estrella de cine que, viviendo una crisis, emprende un viaje interior, psicológico y emocional. Explorar esa dicotomía entre la identidad y la interpretación», reconoció el cineasta que también describe la manera en la que la industria del cine crea monstruos y eso, que este Jay Kelly, es un tipo encantador, educado, servicial; pero aún así, su status de estrella le impide ser uno mismo.
Jay Kelly. George Clooney as Jay Kelly in Jay Kelly. Cr. Peter Mountain/Netflix © 2025. / Peter Mountain/Netflix
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Jay Kelly. George Clooney as Jay Kelly in Jay Kelly. Cr. Peter Mountain/Netflix © 2025. / Peter Mountain/Netflix
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«Es interesante porque el personaje huye de sí mismo durante gran parte de la película, desviando la atención y tratando de ocultarse. Y, esencialmente, lo que le pedía a George era que revelara cada vez más de sí mismo mientras actuaba», explicaba Baumbach. El viaje del héroe aquí es en busca de su propia identidad, de quién era y de quién quiere ser y de. Cómo será su relación con los demás, con esas hijas a las que apenas conoce y ha criado, con su propio equipo, a los que tampoco les pregunta qué tal están y los fans. Adam Sandler y Laura Dern son su publicista y su representante, que han dejado su vida de lado para que él tenga una carrera de éxito. Estupendos ambos, al igual que el resto del reparto, Billy Cudrup, Kelly Keought, Patrick Wilson o Alba Rochwacher. La música de Nicholas Britell, la fotografía de Linus Sandgren acompañan a un guion emotivo y sensible, donde el personaje aprende a reconciliarse consigo mismo y a saborear la tarta de queso, aunque sea en un festival de un pueblo perdido de Italia. Hermosa esa escena en la que la película juega con la propia vida de George Clooney, en una especie de homenaje a él y al cine, por su capacidad para hacer feliz a su público.