El cáncer de pulmón es el principal asesino de Euskadi. Se cobra la vida de 1.230 vascos cada año. Lo dicen los informes de … mortalidad del Departamento de Salud. Hablamos de un agresivo tumor que en los últimos años se ha convertido en uno de los que más diagnostica Osakidetza, tras el de colon-recto, mama y próstata, con una media de 1.600 nuevos casos al año. A esto se suma su elevada letalidad. Algo que se debe en gran medida a que muchos de estos tumores se detectan en estadios avanzados en los que las actuales terapias no logran grandes beneficios curativos. En cambio, cuando se identifica la enfermedad en una fase temprana las tasas de supervivencia son muy elevadas.

Por si todo esto no fuera suficiente, en los últimos tiempos tanto Osakidetza como otros sistemas de salud han comenzado a detectar un mayor número de casos de este tumor en mujeres, en jóvenes -menores de 50, pero también con edades de entre 30 y 40 años- y en exfumadores. Personas que, a priori, no encajan con el perfil habitual del afectado por este tipo de tumor.

Todos estos elementos han llevado a Euskadi a impulsar un pionero proyecto a nivel europeo con un doble objetivo: desarrollar un método de cribado eficaz para detectar el cáncer de pulmón en etapas iniciales de esta enfermedad, en las que aún es tratable con buenos resultados, y fijar la población diana que deberá ser incluida en este futuro programa de detección precoz. Porque una de las cosas que tiene clara la consejería es que a medio plazo quiere incorporar un método de ‘screening’ para poder localizar este tumor en personas que aún no han mostrado sintomatología alguna.

Llamada LUCIA, en esta iniciativa participan 4.000 voluntarios de Bélgica, Letonia, Andalucía y País Vasco. Euskadi es una de las regiones que más participantes aporta con 1.450. La muestra incluye a personas de 40 a 80 años. Aquí hay fumadores, pero también no fumadores y exfumadores. El trabajo va más allá de poder desarrollar una tecnología eficaz y fijar la población diana para este futuro cribado. Busca entender las causas que están detrás de la enfermedad, ya sean ambientales, genéticas o de hábitos. La investigación lleva meses en marcha y está revelando la importancia de cuestiones que hasta ahora no se habían tenido tan en cuenta.

El estudio ha permitido detectar cuatro tumores de pulmón en otros tantos participantes vascos. Todos en estadios iniciales y en personas sin ningún síntoma que revelase la presencia de la enfermedad. Tres de los afectados son exfumadores. Llevaban más de 20 años sin dar una calada, pero sí han fumado de forma pasiva durante este tiempo en su entorno laboral, social y familiar. Han sido durante años consumidores de lo que se llama «’humo de segunda mano’».

Luis Mari López Linares es uno de los cuatro participantes en el estudio a los que le han detectado un tumor. Su historia es, cuanto menos, curiosa. Este enfermero jubilado se inscribió como voluntario en el proyecto tras conocerlo a través de su hija. López dejó el tabaco hace 26 años. Su mujer, Toñi Román, seguía fumando. Les hicieron las diferentes pruebas en las que consiste el estudio y al de unas semanas les llamaron para citarles para una consulta médica. «Vinimos los dos. Dábamos por hecho que nos iban a decir que le habían visto algo a Toñi, porque era ella la que fumaba. La sorpresa fue cuando nos dijeron que era yo el que tenía un tumor y no mi mujer. No me lo podía creer», confiesa López Linares.

Las pruebas realizadas determinaron que sufría un cáncer en una fase muy inicial en su pulmón derecho, del que ha sido ya operado. Este vecino de Leioa celebra la «suerte» que ha tenido. «Este tumor es traicionero. A mí no me dolía nada ni sentía ninguna señal de que podía tener algo. Me encontraba bien. No pensaba que esta enfermedad me podía tocar a mí. Y más en mi caso, que llevaba 26 años sin fumar. Menos mal que me inscribí en este estudio, porque si no cuando el tumor me hubiese empezado a dar síntomas quizás habría sido demasiado tarde», valora.

Luis Mari todavía está intranquilo. Tiene que pasar de nuevo por quirófano. En el pulmón izquierdo le han detectado una nueva mancha. Han de operarle de nuevo para retirarla.

A los participantes en el estudio les han sometido a diferentes test y encuestas durante los últimos meses. A todos ellos se les ha realizado un escáner de baja dosis para comprobar si había presencia tumoral en sus pulmones. Esta es una de las principales pruebas existentes en la actualidad que permite detectar el cáncer de pulmón. El problema es que se trata de una tecnología que no está disponible en todos los centros hospitalarios y que, además, emite radiación sobre el paciente. De ahí que el proyecto LUCIA esté explorando otras opciones más sencillas para profesionales y usuarios.

Más en Las Encartaciones

Para ello trata de desarrollar analíticas de aliento, sudor y sangre en las que se puedan detectar componentes que revelen la existencia de un cáncer de pulmón en el paciente.

Pero también se quiere definir qué personas deben ser invitadas a participar en el cribado. Según indica Eunate Arana, investigadora y responsable de Internacionalización de BioBizkaia, centro donde se está pilotando este estudio en Euskadi, los criterios generales previstos para definir al colectivo al que se dirige esta prueba de detección precoz era que fuesen personas de entre 50 y 70 años que fumasen más de 30 paquetes al año. «Lo que estamos viendo es que hay gente con cáncer de pulmón que no está dentro de ese grupo de población. Se están detectando cada vez más casos en jóvenes y en no fumadores, por lo que intentamos conocer qué otros factores de riesgo están presentes en esta enfermedad para tenerlos en cuenta. Ser fumador pasivo es un condicionante que gracias a este estudio hemos visto que se ha de considerar. Buscamos qué población puede tener riesgo de sufrir este tumor, más allá de su edad, sexo, aspectos genéticos o si fuma tabaco», explica Arana.

Para ello están desarrollando una serie de modelos de riesgo basados en algoritmos, inteligencia artificial y alimentados con las bases de datos de Osakidetza con los que intentan conocer por qué el tumor pulmonar aparece en unas personas y en otras no, con el fin de ajustar el futuro cribado a la población con más probabilidades de padecer la enfermedad.

El estudio analiza también otros condicionantes como son los efectos de los contaminantes ambientales en esta patología. «Las Encartaciones es la zona de Euskadi con mayor incidencia de cáncer de pulmón», apunta la investigadora. Algo posiblemente ligado a la actividad minera e industrial que ha tenido esta comarca. La previsión es que el estudio LUCIA finalice en octubre de 2026. Quince meses tras los cuales Osakidetza decidirá si incorpora las herramientas y recomendaciones que aporte esta investigación a la hora de establecer cómo será el futuro cribado de cáncer de pulmón en Euskadi.