Arrecife

El Centro Insular de Cultura (CIC) El Almacén es un espacio artístico inédito en Canarias, fundado por los artistas César Manrique, Pepe Dámaso, Luis Ibánez y Yayo Fontes, entre otros. En su interior se han celebrado algunas de las mejores fiestas que se recuerdan. Carmensa de la Hoz ha sido una habitual del bar Pablo Ruíz-Picasso desde que se inauguró, alrededor del cual se han conjurado casi todas las concupiscencias del mundo. Es el perejil de todas las salsas en el panorama artístico canario: un volcán de energía y lucidez que sobrevivió a los ochenta y trabajó junto a los grandes genios contemporáneos del Archipiélago: César Manrique y Pepe Dámaso.

Amiga íntima de Eusebio Poncela, Juan Carlos Fresnadillo, Marisa Paredes, Pedro Amodóvar y tantas otras genias y artistas del varietés, Carmensa de la Hoz tiene una anécdota para cada celebridad. Es una inclasificable gestora cultural y curadora de arte con la voz rota y la sonrisa amable, un puro saber vivir. Acaba de aterrizar en Madrid para despedir a su gran amigo, el genio de la interpretación, Eusebio Poncela.

Carmensa, Fresnadillo y Poncela la última vez que cenaron juntos

Carmensa, Fresnadillo y Poncela la última vez que cenaron juntos / Cadena SER

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Carmensa, Fresnadillo y Poncela la última vez que cenaron juntos / Cadena SER

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El actor de ‘La Ley del Deseo’ o ‘Martín Hache’ comenzó su relación con Carmensa y con Canarias en los años ochenta. Se conocieron gracias a Jaime Stinus, guitarrista de la Orquesta Mondragón. «Jaime tenía una novia de Lanzarote y a la salida del concierto me encontré con Poncela», rememora Carmensa. «¿Y tú quien eres?», le preguntó. «Yo soy actor», le respondió Poncela, sellando cuarenta y cinco años de una preciosa amistad.

Un fin de año en el Teide

Eusebio Poncela pasó un inolvidable fin de año en el Parador del Teide junto a Carmensa y Fesnadillo, coincidiendo con la grabación de ‘Intacto’ con Sbaraglia y Poncela. «Cuando venía se quedaba en casa con nosotros y con César Manrique. A César le chiflaba. Se iba al estudio y pasaba horas allí con el maestro mientras pintaba, tuvieron una muy buena relación», rememora Carmensa. Cuando Almodóvar y Poncela llegaron a Lanzarote en 1986, Carmensa y sus sobrinos les recibieron con un ramillete de flores en el aeropuerto que hoy lleva el nombre del artista.

Pedro Almodóvar y Carmensa de la Hoz en el rodaje de su última película: Amarga Navidad

Pedro Almodóvar y Carmensa de la Hoz en el rodaje de su última película: Amarga Navidad / Cadena SER

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Pedro Almodóvar y Carmensa de la Hoz en el rodaje de su última película: Amarga Navidad / Cadena SER

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En ese mismo aeropuerto, Almodóvar acaba de filmar su última película: «Amarga navidad» con Bárbara Lennie, Leonardo Sbaraglia y Aitana Sánchez-Gijón, entre otros. Aquel mismo año, en la barra del Ruíz-Picasso, en el Almacén, se hicieron algunas de las anotaciones más importantes al guion de La Ley del Deseo gracias al divino Felipe de la Hoz.

La mujer de Antonio Carmona, Mariola Orellana, también disfrutó de un día inolvidable con Eusebio Poncela y Carmensa de la Hoz en La Graciosa. El actor se enamoró para siempre de la preciosa isla de arena. «Querido Eusebio, la vida me regaló conocerte y disfrutarte, eras pura inspiración como persona y artista, esos momentos en la Graciosa escuchando a Michael Jackson a tope… gracias Carmensita por compartir tantos momentos que para nosotras se quedan», ha escrito Orellana en sus redes sociales con ocasión de la muerte del actor. «También nos fuimos a Costa Rica, al rodaje de El Dorado, estuvimos cinco meses juntos allí hace ya treinta años», rememora Carmensa, todavía incrédula ante la muerte de su amigo.

La pérdida de un talento irrepetible

Eusebio Poncela nunca paró de trabajar, desde sus inicios con la compañía de Adolfo Marsillach hasta hoy, «desde aquel maravilloso Marat-Sade hasta hace tan solo unos meses, con esta última serie, Matices», explica de la Hoz. «La última vez que hablé con él estaba muerto de calor, hecho mierda, cansado. Creo que él no quería decirme el alcance, o no lo sabía. Tenía pensado ir a verle en septiembre. Hemos perdido a un actor impresionante y sobre todo a un hombre bueno, aunque siempre le tocaban papeles de mala, como él mismo decía», dice Carmensa con una sonrisa.

Carmensa de la Hoz con Marisa Paredes

Carmensa de la Hoz con Marisa Paredes / Cadena SER

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Carmensa de la Hoz con Marisa Paredes / Cadena SER

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Poncela no solo estuvo en Lanzarote y La Graciosa, sino que recorrió prácticamente cada rincón de Canarias. «En los años ochenta vino prácticamente todos los años a Lanzarote. El viernes de carnaval le dimos la sorpresa con una mascarita que se puso César en El Almacén. Lo ayudé a disfrazarse y Eusebio se dio cuenta al segundo que era Manrique. A Pedro se lo tuvimos que decir», rememora.

Eusebio Poncela conocía la práctica totalidad de las islas. «Cuando se inauguró el Roque de los Muchachos estuvimos en La Palma, vino muchas veces a Tenerife y en Gran Canaria más de lo mismo. En Lanzarote y Fuerteventura también. Incluso en La Gomera y La Graciosa. Creo que la única isla que no conoció Eusebio fue El Hierro. Era un enamorado de las islas. Le encantaban las islas», sentencia Carmensa.

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El papel de El Almacén en la cultura de Canarias

Lanzarote siempre fue un polo tractor para la cultura, y lo sigue siendo gracias al papel de la Fundación César Manrique, que elabora la programación cultural más ambiciosa de Canarias. Yayo Fontes, Pepe Dámaso y Luis Ibáñez impulsaron junto a César el Almacén, que se convirtió pronto en una referencia de la cultura en Canarias. Allí se exhibió la obra de Santiago Alemán, Carmela García, Pedro Tayó, Rosa Vera, Caly Velázquez, Sergio Molina, Paco Fuentes, Mario Delgado y Rufina Santana, entre otros. De hecho, en el Almacén se hicieron las primeras performance de Canarias y las primeras sesiones de microteatro del archipiélago. Los artistas se desnudaban, cantaban, recitaban, exponían su arte y bailaban sin pudor al ritmo de los hits del momento.

Algo difícil de imaginar en los últimos estertores de la dictadura de Franco en una isla como Lanzarote. De hecho, utilizaban todo tipo de artimañas para bular al censor que visitaba la isla para controlar lo que allí se hacía. Incluso emborrachaban al censor para evitar que se enterara de lo que allí estaba pasando. El Almacén no solo vertebró a los artistas emergentes del momento, sino que se convirtió en un foco de referencia a nivel regional y nacional, como demuestra el paso por allí de Eusebio Poncela.