Kike Coll… ¿Cómo le definiríamos? Porque Kike Coll ha sido gasolinero, es actor, es escritor y está vivo, lo cual no es poco. Decimos que es escritor y, de momento, solo ha escrito un guion, por eso él no se considera como tal. Pero lo mejor es que está igual que siempre, aunque con el pelo y el bigote algo más blanco que antes, cuando era personaje fijo en Nit de Bauxa. Era un programa de Canal 4 allá por el 2011 que dirigía Toni Bauzá. Ese formato fue, además, escuela y consolidación de actores.
Por lo demás, Kike sigue vivo y sin renunciar a que el día menos pensado vuelve, no a la tele, que podría, pero sí a la escena de la mano de El vampiro calé, que es como se titula el guion que está escribiendo. La obra gira en torno a las aventuras y desventuras de tres personajes. Es una idea que él pretende convertir en cortometraje. «De momento, tengo la música y estoy terminando el guion. Los beneficios que obtenga los destinaré al proyecto animalista que monté en 2017; Proyecto Dulce Hogar, se llama. Como digo, de los tres personajes, tengo a dos actores que los interpreten, Miguel Pujadas y yo, que represento a un mexicano. Por tanto, estoy buscando el tercero. También estoy buscando algún esponsor que me eche una mano».
En ‘Nit de Bauxa’ hacías, generalmente, de guardia civil, vestido como tal…
-Y con tricornio. Y mi pareja, pues la Guardia Civil de aquellos tiempos iban en pareja, fue Silvestre, que no había hecho nunca nada como actor, pero se metió tanto en el papel que terminó haciéndolo muy bien. Generalmente, los guiones los hacía yo y también me encargué de conseguir los uniformes y tricornios. Y es que por entonces trabajaba en la gasolinera que hay frente a Agama, que era donde solían repostar los guardia civiles que estaban de servicio, por tanto les escuchaba hablar, lo cual me ayudó a ver un poco cómo eran. También les pedí los uniformes y los tricornios, que me los regalaron. Eran uniformes viejos, pero que me servían, ya que los llevaba al tinte y se quedaban como nuevos. Y a los tricornios les pasaba un trapo y también parecían recién estrenados.
¿Tuvisteis algún problema con la Guardia Civil… Por lo que decíais o por cómo actuábais… Porque a lo mejor a veces os podíais pasar y los dejabais en ridículo?
-No, ¡qué va! En absoluto. Silvestre era el cabo Cariñena, yo el sargento Palomares, y el gitano, Miquel Pujades, y… Pues no, ni ofendimos a la Guardia Civil ni a los gitanos. Siempre hacíamos que quedaran bien unos y otros.
¿En qué te inspirabas para escribir los guiones?
-Generalmente, como solía caminar mucho, escuchaba lo que decía la gente… Y es que la calle es siempre fuente de inspiración. Por eso llevaba siempre conmigo un bolígrafo y un papel en el que apuntaba todo aquello que oía y que pensaba que me podría ir bien a la hora de guionizar una historia. Porque eso, caminar por la calle y ver lo que pasaba en ella, para luego meterlo en el guion, antes que yo, lo solían hacer los guionistas italianos de la, posiblemente, la mejor época del cine italiano, la del realismo. Y los guionistas caminaban por calles y plazas para llegar a los estudios, o a veces hacían parte del recorrido en el bus, y si en el trayecto veían que algo le pudiera servir, o se encontraban con algún personaje que les llamara la atención, lo anotaban. Pero eso dejó de suceder cuando los guionistas ganaron dinero, con el que se pudieron compra el coche, con lo cual, ganaron en rapidez en los desplazamientos, pero dejaron de vivir la realidad, lo que estaba pasando a su alrededor cuando iban caminando. De ahí que yo camine, observe y apunte lo que me interesa…
¿Tú crees que a día de hoy tendría cabida una ‘Nit de Bauxa’ en la televisión?
-No lo sé, pero visto lo visto, podría ser, ya que la gente, hoy, está un poco harta de programas de debates o de telediarios, casi siempre girando en torno a malas noticias, lo cual hace que te entre depresión… O que cambies de cadena. Por eso, en las teles tendrían que haber más programas de humor, y programas que giraran en torno a historias que ocurren en la calle, que te ocurren a ti. Creo que eso sería mejor para todos que asistir a diario a los pollos que montan los políticos, no mirando por el pueblo, sino por su intereses, y por las denominadas tragedias de los telediarios. Y por lo que respecta a temas de corazón, viendo que casi todos son de lo mismo, con los mismos personajes… Que la mayoría si son famosos es porque los ha hecho famosos esos programas, no porque ellos, de por sí, lo sean… Que los hay, pero son los menos… Pues por todo eso, también están perdiendo audiencia, porque sabes más o menos de lo que va, y lo que va a pasar.
Veo que estás haciendo unos retratos muy interesantes de personajes de la sociedad mallorquina… ¿Utilizas la IA?
-Sí, claro. Es el futuro, ¿no? Por eso me estoy metiendo en ella, pero… Poco a poco, eh… ¿Que cómo los hago? Primero, busco el personaje y estudio su entorno y una vez que lo tengo claro, hablo con la IA, le doy la idea y la realiza. Y si no queda bien, le pido que vaya rectificando hasta lograr el parecido. Lo que hago es muy elemental, pero es que hay que empezar así, para luego, poco a poco, ir progresando.
Me han comentado que has tenido problemas de salud…
-Sí y me asusté mucho, ya que me detectaron un nódulo en un pulmón, que iba creciendo. Imagino que fue el resultado de lo mucho que había fumado hasta entonces, casi dos paquetes diarios, a veces más. Y me asusté más cuando el neumólogo me dijo: «Te has de operar». Me dio una fecha y ya te puedes imaginar cuál era mi estado, no el físico, pues sabía lo que tenía, sino el mental. Entonces me acordé que mi madre, que se murió a los 102 años y no por enfermedad, sino a causa de una desafortunada caída. Ella gozaba de muy buena salud y siempre me había dicho que para estar bien se tomaba limón rayado, mezclado con agua. Así que perdidos, todos al río, me dije. Rayé limón, lo mezclé con agua y me lo tomé a diario. ¿Y qué pasó? Pues que antes de operarme me miraron de nuevo. «Se suspende la operación -me dijo el médico-, ya que el nódulo ha empezado a reducir». Y no me operaron. Estuve dos años entre tratamiento y revisiones hasta que me dieron el alta. Y aquí sigo. ¿Y sabe qué? Pues que intenté dejar de fumar mil veces, pero no lo conseguí, pero cuando el médico me habló del nódulo, ese mismo día lo dejé.