Sábado, 30 de agosto 2025, 00:01
Cinco encierros, cinco, y cuatro festejos de lidia profesional, cuatro, componen, junto con las probadillas o sueltas de reses y los encierros de promoción con vacas, el universo de tauromaquia, popular y profesional, que cobrará vida en la villa segoviana desde este domingo, 31 de agosto, hasta el siguiente jueves, 4 de septiembre. Una avalancha de astas que renueva su compromiso con la tradición más de quinientos años después de las primeras noticias, documentadas, que se tienen de ‘encerrar’ (correr o soltar es otra cosa bien diversa) reses en la población, conforme el relato de unas Ordenanzas de la Villa y Tierra de Cuéllar.
Mientras los encierros, ‘marca’ de prestigio de una localidad cuyo patrimonio histórico es arrolladoramente abundante y de rica diversidad, prosiguen su secular singladura con el certificado de autenticidad que les otorga su procedencia campera, con un recorrido prolongado y con elementos orográficos que combinan la belleza con las dificultades naturales (otras no tanto, con la ‘colocación’ de un polígono industrial en su inevitable zona de paso), la feria taurina atraviesa, en contraste, desde hace un prolongado periodo de temporadas, un declive notorio y notable, tanto en la composición de los carteles como en la asistencia de público a los tendidos (cuestiones, ambas, con indudable relación y efectos).
Los toros, en todo caso, en el campo, en las calles y en el ruedo, son, de domingo a jueves, los protagonistas de este territorio mudéjar, en el que se le rinde tributo, admiración, y en el que se le suelta desde los corrales del río Cega, se le conduce desde la montura, con el imprescindible auxilio de los bueyes, se corre por las calles y se encierra en los corrales del coso para, por la tarde, lidiarlo y matarlo a estoque y a rejón en la arena del ruedo.
Los astados de la divisa de Araúz de Robles, que fueron desembarcos ya en los corrales junto al puente Segoviano, junto a río Cega, el pasado jueves, constituyen el elemento bóvido sustancial del encierro del domingo. Envío de predominante pelo negro en sus ejemplares, con cabezas bien armadas. Una divisa que puede ser considerada como de encaste propio, ya que concentra una amalgama de procedencias, con presencia de sangre Gamero Cívico y Saltillo, dos líneas de muy minoritaria aparición en la cabaña de lidia. Toros que se lidiarán esa misma tarde por una terna que componen el burgalés Morenito de Aranda, el local Javier Herrero y Álvaro Lorenzo.
Dos novilladas picadas, bien promocionadas, constituirían un atractivo notable para una feria necesitada de definición y alicientes
Al día siguiente, lunes, el pelaje cárdeno y negro de los Partido de Resina (antes Pablo Romero) regresan al campo y las calles cuellaranas. Animales con fenotipo y genotipo únicos, de complicado manejo por los pinares y rastrojos, y con una bravura no homologada con la actual ‘toreabilidad’, exigentes en la concesión de terrenos (y trofeos) y en su humillación tras los engaños. Juan de Castilla, Jesús Enrique Colombo y Andrè Lagravere, serán los encargados de estoquearlos por la tarde. Terna francoamericana. La sangre ‘cabrera´ no ofrece un efecto llamada hacia los coletudos, sabedores de las dificultades en embarcar y someter sus embestidas.
El martes 2, y vinculado en su encaste con el festejo de por la tarde –corrida de rejones- se encerrará un sexteto de reses de la murubeña ganadería lusitana de Rosa Rodrigues, procedencia con un historial de tendencia prófuga en la última época por el tramo campero. Rouxiñol jr., Guillermo Hermoso de Mendoza y Sebastián Fernández serán los encargados de su lidia desde la montura.
Con los utreros de Montes de Oca, la divisa menos prestigiosa de los encierros, se dará contenido al rito matutino del miércoles 3, día de la semana que fue tradicionalmente el de mayor contenido taurino en la villa, con corridas en las que figuras lidiaban reses de vacadas afamadas y lograban que la hostelería local colgara el cartel de ‘no hay billetes’. Mesas, en tal caso. Los novillos de esta ganadería encastada en sangre domecq no serán lidiados por la tarde. Un aspecto sobre el que los aficionados cuellaranos reclaman reflexión, ya que dos novilladas picadas en la feria, bien promocionadas, constituirían un atractivo notable para una feria necesitada de definición y alicientes.
Tres jaboneros
Finalmente, el jueves, último encierro de 2025, el protagonismo lo adquieren los utreros madrileños de Aurelio Hernando, divisa vinculada con el encaste Veragua. Su pelaje, tres ejemplares jaboneros –uno sucio–, uno melocotón y dos negros, delatan su procedencia. Proporcionados, sin exceso de arboladura, prometen un comportamiento noble y gregario en el campo. Por la tarde, quizá no sea tan fácil su lidia. Que correrá a cargo de Borja Ximelis, Jesús Yglesias y Salvador Herrero. Tres chavales con muchas ganas de triunfo, y necesidad de rodaje.
La responsabilidad de los encierros, como directores de lidia, recae en los ganaderos y encerradores Pedro Caminero y Pepe Mayoral. El palentino y el zamorano forman una collera que se complementa a la perfección de modo intuitivo y que cuenta con un equipo de caballistas con experiencia y valor más que suficientes para abordar los inevitables incidentes que surgen en cada encierro. Garrochas y cencerros que simbolizan la cultura campera a la que se rinde tributo cada mañana.
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