El Valencia Basket Femenino sigue teniendo la cuenta pendiente de la Euroleague Women después de conquistar todos los títulos posibles a nivel nacional. El año pasado llegaron hasta las semifinales, pero cayeron precisamente ante el CIMSA CBK Mersin de la ahora taronja María Araújo, quien llega también con ganas de quitarse la espina del año pasado, ya que perdió en la final.
«El objetivo tiene que seguir siendo el mismo, seguir creciendo y luchar por todos los títulos también a nivel europeo, y a nivel personal intentar adaptarme al grupo, que al final repiten muchas jugadoras. Intentar incorporarme lo más rápido posible, que se note ser una más y no ser esa pieza nueva que tiene que encajar, y poquito a poco sumar en todo lo que yo pueda con mi esencia de juego, y yo creo que al final va a ser eso, disfrutar para poder ganar títulos», explica en declaraciones difundidas por el club.
María Araújo, en el estreno del equipo femenino en el Roig Arena / VBC
Crecimiento del club
La nueva jugadora taronja sabe cómo ha crecido el Valencia Basket Femenino en su aún corta historia y destaca que “la Euroliga es lo más grande que hay a nivel baloncesto femenino y yo creo que el Valencia también ha demostrado que ha ido creciendo año tras año que ha participado en esta competición, al igual que han hecho desde que yo creo que han creado este proyecto”.
Regreso a la LF Endesa
Tras su experiencia en la Liga lturca, María Araújo ha compartido sus sensaciones acerca de su incorporación al club taronja, tras las primeras semanas de trabajo del equipo: “Creo que al final el volver a la Liga Femenina, volver a casa, como quien dice, es una de las cosas que más ilusión me hace. Es reencontrarme tanto en la Liga como aquí, con el Valencia, con amigas y con muchas caras conocidas, y yo creo que eso cuando has estado fuera lo valoras mucho más, así que con muchas ganas y muy contenta”.
La gallega ya pudo celebrar junto a algunas de sus nuevas compañeras en el Valencia Basket la última medalla de la selección española en el Eurobasket, aunque quedó un sabor amargo por perder en los últimos minutos un oro que parecía seguro.