Jon Rahm no se mordió la lengua al hablar del ritmo de juego en The Open. El golfista de Barrika, acostumbrado a un formato más ágil desde su llegada al LIV Golf, reconoció que las rondas de seis horas, tal y como sucedieron en las dos primeras jornadas, son difíciles de digerir, pero inevitables en un Major con tantos participantes.
“Es un ajuste importante tras jugar en el LIV, donde prácticamente todas las vueltas duran menos de cuatro horas y media”, explicó. “Aquí sabes que vas a estar seis horas en el campo”. Rahm también defendió que las condiciones meteorológicas han tenido mucho que ver. “Jugamos con lluvia intermitente. Que si paraguas fuera, guante, ropa de agua, vuelve a quitártela… Todo eso alarga la ronda”.
Para el español, la raíz del problema está clara. “Cuando hay 156 jugadores en el campo, como en todos los grandes menos el Masters; es normal que las rondas se hagan eternas. Es simplemente la naturaleza del golf en estos torneos. Hay tantos jugadores y tantas situaciones en las que el juego se puede frenar que es imposible acortarlo de verdad”; afirmaba ante los medios internacionales.
Previamente y ante los medios nacionales; el de Barrika habló de su vuelta y también de ese mal que es el juego lento.
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