Cenizas, humo, escombros, y también mucha tristeza. Los voraces incendios que ha sufrido Castilla y León este mes de agosto se llevan consigo miles de hectáreas de masa forestal, recuerdos y vivencias para la población, pero también han teñido de negro parte de algunos … espacios naturales protegidos de la Comunidad que son auténticas joyas medioambientales y símbolos importantes para la identidad del territorio. Allí donde los daños han sido mayores es un mazazo para el ánimo de la población, más allá del importante perjuicio que supone para un turismo rural y verde que durante el verano tiene también uno de sus puntos álgidos.

Un ejemplo claro son Las Médulas, cuyo corazón se ha salvado de las llamas, pero no el entorno, que ha pasado del verde al negro. Declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997, son una ‘postal’ de los enclaves más emblemáticos del Bierzo, pero también un lugar de incalculable valor histórico. Alguna –no todas– de las pasarelas de madera para acceder a los miradores ardieron y, por el momento, las visitas guiadas permanecen suspendidas en una zona en la que suelen abundar los turistas que quieren conocer lo que fue la que se considera la mayor mina de oro a cielo abierto del Imperio romano. Los canales que esconden y su color, entre el rojizo y el ocre, son parte de la singularidad de este paisaje que fue moldeado por la manera en la que siglos atrás se explotaba el lugar en busca del preciado metal.

Incendio en el parque Natural Montaña Palentina

Incendio en el parque Natural Montaña Palentina

ICAL

El incendio desatado en Yeres el pasado 9 de agosto hizo saltar todas las alarmas. Unas llamas alentadas por una potente ola de calor que se aproximaban haciéndose temer a los lugareños lo peor. Finalmente, un incontrolable fuego llegó a este espacio que está declarado también como monumento natural. «Es un paraíso que ya no está», lamentaban los vecinos de Yeres, poco después sobre un entorno que forma parte también de la Red Natura 2000 de protección y es zona especial de conservación de aves.

Ardieron también muchos de los castaños de la zona, el árbol emblemático del lugar y que en este paraje pertenecen a particulares que se encargan de recolectar cada año su fruto. También resultó dañada el área arqueológica. Por su importante valor sentimental, pero también ecológico y cultural ya se ha anunciado un plan estratégico para intentar recuperar cuanto antes este entorno en el que colaborarán también la propia Unesco y el CSIC.

Picos de Europa

En la que es la provincia más castigada por el fuego en este estío, las llamas también han dañado a los aledaños y una parte de la vertiente leonesa del Parque Nacional Picos de Europa. Fue el incendio declarado en Barniedo de la Reina el que puso en jaque al valle de Valdeón, que junto al de Sajambre representan la zona más forestal de este paraje plagado de hayedos y robledales. Si bien, el porcentaje de afectación en el interior del espacio protegido no ha sido elevado al menos en la parte leonesa, tal y como informaron desde la Junta, también desde el lado asturiano han tenido que emplearse a fondo para alejar el peligro.

Lo mismo ha ocurrido en la Reserva de la Bioesfera de Los Ancares leoneses, también zona de protección de aves, hogar de grandes mamíferos como rebecos, ciervos y cabras montesas, que se han visto afectados en los aledaños, principalmente, en el Valle de Fornela por el fuego procedente de Anllares del Sil, que comenzó el día 8 de agosto y ya se encuentra controlado. El trabajo de los medios de extinción y los propios vecinos impidió hace días que las llamas cruzaran el valle.

De negro se ha teñido también un espacio emblemático del entorno leonés como es el monumento natural del Lago de La Baña, devorado por las llamas que saltaron desde el fuego originado en Porto (Zamora), mientras que la tristeza inunda localidades como Peñalba de Santiago que han visto cubrirse de cenizas parte del Valle del Silencio, otro símbolo medioambiental del Bierzo.

Y en el Parque Natural del Lago de Sanabria y sierras Segundera y de Porto, pese a que se ha conseguido salvar la ‘joya de la corona’, como es el propio lago de Sanabria, también hay «desolación» entre la población al ver arder su monte y espacios cuyos alrededores han quedado arrasados como la Laguna de los Peces, según detalla el alcalde de Galende, municipio enclavado en el parque natural, Miguel Ángel Martos. «Dentro de la gravedad, que es mucha, el lago se ha salvado», relata. Estos días ya vuelve a estar permitido el baño, pero con restricciones. Están autorizados los chapuzones como máximo a 30 metros de la orilla y nada de embarcaciones para que puedan continuar trabajando los medios aéreos que batallan contra las llamas del fuego originado en Porto el pasado 14 de agosto y que es uno de los que aún se encuentra en nivel 1.

Según explica el regidor, en este espacio plagado de lagos glaciares «toda la alta montaña» está muy dañada, incluido el espectacular Cañón del Tera y sus profundos barrancos, donde entraron hace días las llamas. «El daño ambiental es muy alto», lamenta el primer edil en un lugar en el que saben que parte de su riqueza está precisamente en un entorno natural que confían en que algún día pueda volver a ser el mismo.

Hasta tres frentes amenazaron durante estos negros días al Parque Natural de la Montaña Palentina, al norte de la provincia. Sus imponentes crestas eran cercadas por las llamas, primero desde Resoba, en un fuego que obligó a desalojar algunos municipios.

Hasta la provincia palentina saltaban también incendios leoneses. El declarado en Canalejas afectó a la zona de Guardo; después, el de Barniedo de la Reina llegó y obligó a desalojar Cardaño de Abajo hasta en dos ocasiones. Todos ellos se han llevado por delante robledales, hayedos y más masa arbolada, pero preocupa sobre todo que este espacio es el hogar de especies como el oso pardo, en peligro de extinción. De la misma forma que lo es el Parque regional de la Montaña de Riaño y Mampodre, también damnificado en la ola de incendios de este duro mes de agosto que quedará grabado en nuestra memoria.

Según detalló el pasado viernes el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco en su comparecencia en las Cortes, del total de hectáreas ardidas –en torno a 141.000 hasta el pasado día 26–, el 31% es forestal. Entornos como la salmantina Sierra de Béjar o el abulense Valle del Tiétar tampoco han escapado a los daños.