Agosto se acaba, se vacían los chiringuitos, los espetos de sardina se convierten en recuerdo y la única verdad inevitable es nuestra cuenta corriente, herida de muerte tras un verano de excesos. Alquiler de casa en primera línea de playa, mariscadas regadas con albariño, gasolina … a precio de tinta de impresora, vuelos que parecían gangas plagados de suplementos sorpresa y hoteles con minibar que cobran hasta por existir. Y, por si fuera poco, septiembre trae consigo la vuelta al cole: cada hijo exige unos 600 euros de media en libros, mochilas, zapatillas ‘imprescindibles’ y material escolar variado que terminará perdido en el pupitre a mediados de octubre. El resultado: estamos secos, más tiesos que la mojama. ¿De dónde sacamos el dinero para lo que se nos viene? El catálogo de las plataformas de ‘streaming’ esconde la respuesta en forma de series en las que hacerse rico es el único objetivo:
‘Billions’: ingeniería financiera a gran escala
La Biblia del capitalismo salvaje televisado. Un fiscal federal y un magnate de los fondos de inversión se enzarzan en un combate de poder, estrategias legales y financieras que vuelan como cuchillos en una carnicería. La serie es el reverso oscuro de nuestro septiembre: mientras nosotros regateamos en la papelería por si el cuaderno con anillas puede ser marca blanca, Bobby Axelrod juega con millones como quien echa monedas en la tragaperras. Uno termina un episodio y siente la tentación de montar una SICAV en el salón de casa, aunque la cuenta corriente no llegue ni a tres dígitos.
‘How to Make It in America’: emprendimiento precario
Más humilde, más cercana a nuestra precariedad otoñal, se encuentra esa rara avis de HBO que se convirtió en serie de culto. Dos jóvenes neoyorquinos intentan levantar una marca de ropa desde cero en un entorno tan competitivo como la AMPA del cole de tus hijos. La moraleja: el ingenio y la creatividad pueden suplir la falta de capital inicial, aunque sea a base de favores, trapicheos y amigos dudosos. Es el manual de supervivencia para padres exprimidos por la inflación y las extraescolares. Si ellos pudieron arrancar un negocio sin apenas dólares, quizá nosotros podamos negociar con el colegio que el uniforme pase de hermano a hermano sin que nos miren como delincuentes comunes.
‘Succession’: la solución es heredar
La lucha por la herencia del imperio mediático Roy es un festival de traiciones, insultos ingeniosos y lujos obscenos. La serie funciona como terapia inversa: mientras nosotros hacemos cuentas para ver si la mochila con ruedas llega a Reyes, los Roy pelean por decidir quién controla jets privados y canales de televisión. Si tienes la suerte de venir de familia rica, puedes aprender de los Roy y empezar a urdir planes contra tus hermanos y hacerte con el favor del familiar más cercano a escribir testamento. Retorcido pero efectivo.
‘Silicon Valley’: pelotazo versión millennial
En un garaje californiano, un grupo de programadores muy frikis intenta convertir su startup en el próximo unicornio tecnológico. Entre algoritmos, egos y rondas de financiación, la serie muestra la cara absurda del emprendimiento moderno. Bajo su sátira, late una verdad incómoda: en el mundo actual, la innovación puede convertirse en la única tabla de salvación económica. Quizá la lección para nuestra cuesta de septiembre sea aprender a vender una app antes de que acabe el trimestre. ¿Una que organice automáticamente la lista de material escolar y busque el precio más barato? Que comience el ‘brainstorming’ en el salón de casa.
‘Bookie’: doble o nada
Esta comedia de HBO se adentra en la vida de un corredor de apuestas en Los Ángeles. Entre clientes desesperados, mafias y adicciones, la serie pinta el dinero como droga y maldición. Para el espectador de septiembre, es una advertencia disfrazada de comedia negra: cuidado con intentar multiplicar lo que no se tiene, que la ruina puede llegar más rápido que la carta del banco. Y, sin embargo, ¿quién no ha fantaseado con arreglar la economía familiar con una combinada improbable o una buena noche en Torrelodones?
‘Ozark’: para quienes el delito fiscal sí es una opción
Jason Bateman se mete en la piel de un asesor financiero obligado a lavar millones para un cártel mexicano mientras trata de mantener su familia en pie. Una clase magistral de contabilidad creativa que convierte cada episodio en un sudoku moral. Puede que ninguno de nosotros nos atrevamos a delinquir para salir del hoyo y, por recomendación del departamento legal aquí dejo escrito que no animo a nadie a recurrir a ello, pero la opción ahí está. Cada quién que tome sus decisiones.
‘Peaky Blinders’: de perdidos al río
Ambientada en la Birmingham de entreguerras, demuestra que la necesidad de dinero es tan antigua como las fábricas de carbón. Los Shelby construyen un imperio a base de apuestas ilegales, whisky y cuchillas en la gorra. Su filosofía se resume en una máxima aplicable a la cuesta de septiembre: cuando no hay dinero, se inventa. Si con ‘Ozark’ hemos aceptado el guante blanco, ¿por qué no dar un pasito más y levantar un imperio criminal violento y cruel? Por nuestros hijos lo que sea. Además, si a nuestra clase política le funciona ¿quiénes somos nosotros para no hacer lo mismo?
La televisión, al final, es el espejo deformante de nuestras miserias financieras. Mientras contamos billetes arrugados para material escolar, estos personajes juegan en ligas donde las cifras marean. Pero la lección es clara: nadie está a salvo del vértigo económico. Sea en Wall Street, en un garaje californiano o en las calles de Birmingham, el dinero manda y todos bailamos a su son. Septiembre nos recuerda que la vida no es más que otra temporada de esa serie interminable llamada ‘hacer cuentas’. Cómo hacerlo sólo depende de tu brújula moral. Opciones sobran.