SALVADOR GUIJARRO*

Rafael Sanz García, “Rafael el fotógrafo”, nació en Cuéllar el 24 de octubre de 1909 en la casa situada en la calle de Segovia nº24, hoy 28, barrio de la Cuesta. Sus padres fueron Mariano Sanz García y Ceferina García Parra y Rafael era el primer hijo de un matrimonio que, como era habitual en la época, llegó a formar familia numerosa. María, Eulogio, Henar, Julio, Zoilo y Julia fueron sus hermanos, de los cuales los dos últimos residen actualmente en Cuéllar y el resto en otros lugares de España.

Asistió a la escuela pública hasta los diez años y allí aprendió a leer, escribir y las notiones fundamentales de cálculo. Rafael disponía de una estimable inteligencia natural y según sus hermanos era hábil, intuitivo y mostraba interés y curiosidad por los oficios creativos. Los ingresos como jornalero de su padre eran insuficientes y cuando no había cumplido todavía los once años ya trabajaba de peón en el arreglo de las carreteras, contribuyendo de esta manera con su trabajo al sostenimiento de la familia.

Fotografía publicada en el diario “Arriba”. Fotografía publicada en el diario “Arriba”.

En sus años juveniles Rafael entró a trabajar en la fábrica de harinas de Mariano Fraile, situada en la antigua iglesia de San Pedro, y allí adquirió unos conocimientos básicos de electricidad. Alternaba sus trabajos como obrero con los de ayudante-electricista, tanto en la fábrica de harinas como en el salto de agua que tenía su patrón en Vallelado.

Cumplió el servicio militar en Ceuta y trabajó en un taller de electricidad. En esta ciudad hizo amistad con una persona que trabajaba en un laboratorio fotográfico y allí aprendió el oficio que, con el transcurso de los años, sería su medio definitivo de vida. Era el año 1931.

1956, la res coge al mozo.1956, la res coge al mozo.

Tras el servicio militar regresó a Cuéllar y volvió a trabajar en la fábrica de harinas. Tanto Rafael como sus padres eran partidarios de la República recientemente proclamada y el que sería con los años famoso fotógrafo de Cuéllar militaba en las filas socialistas como miembro de la UGT local y de la Casa del Pueblo, que estaba situada en el edificio del desaparecido Hospital de Convalecientes y en cuyo solar fue construido por Caja Segovia el actual centro cultural “Cronista Herrera”.

El alzamiento militar del 18 de julio de 1936 y el comienzo de la Guerra Civil significaron la ruptura de la familia. Rafael y su padre fueron detenidos ese mismo día y posteriormente trasladados a Segovia. Allí fueron juzgados y condenados: Rafael a pena de muerte y su padre a cadena perpetua. Estas sentencias fueron revisadas tres meses después y cambiadas por 20 años y un día de prisión para el hijo, y siete años de prisión para el padre.

Refrescándose en los lavaderos de Valdihuertos, frente a la plaza de toros, en agosto de 1962.Refrescándose en los lavaderos de Valdihuertos, frente a la plaza de toros, en agosto de 1962.

Rafael permaneció encarcelado en total seis años en las prisiones de Segovia, Puerto de Santa Maríads, Pamplona, Ocaña y Cuéllar. En estos años aprendió el oficio de platero. Su padre cumplió tres años de cárcel y pasó a Francia en una operación de intercambio de prisioneros entre los gobiernos de España y el país vecino.

Tras su período carcelario Rafael Sanz García terminó el cumplimiento de su condena con un año de destierro en Bilbao, donde vivió en una pensión y se mantuvo económicamente gracias a sus trabajos de platería.

Arreglando la calle de Las Parras en los años 50.Arreglando la calle de Las Parras en los años 50.

Finalizado el destierro regresó a Cuéllar a la casa familiar donde ejerció su oficio de platero. A finales de 1942 compró la primera cámara fotográfica y construyó con sus propios medios una ampliadora. Por esta épooca inició sus primeros pasos como fotógrafo aficionado recogiendo imágenes de los monumentos de Cuéllar, calles, paisajes, encierros y capeas.

El 12 de marzo de 1943 se casó con la cuellarana Arístides Blanco, Aris, y el matrimmonio estableció su residencia en una casa de la calle San Julián cercana a los soportales de arriba de la Plaza Mayor. El oficio de platero aprendido en sus años de prisión fue inicialmente el medio de vvida del matrimonio, sin embargo, Rafael estaba fascinado con el mundo de la fotografía y decidió dedicarse a ello profesionalmente.

Encierro en la calle Carchena.Encierro en la calle Carchena.

El matrimonio trasladó su domicilio al número 4 de la misma calle San Julián y montó en la vivienda su estudio y laboratorio. Desde este momento y hasta su jubilación a mediados de los años setenta los nombres de Rafael y Cuéllar están unido ineludiblemente.

Tras la jubilación de Rafael el matrimonio se retira a vivir, en 1977, a una casa unifamiliar construida en un pinar en la localidad segoviana de Navas de Oro. Aris y Rafael viven allí hasta la muerte del fotógrafo, ocurrida el uno de junio de 1991 cuando contaba 81 años. Rafael fue enterrado en el cementerio de Cuéllar. Su viuda regresó a la villa continuó viviendo en la calle San Julián nº 4, el domicilio ocupado por el matrimonio la mayor parte de su vida.

Feria de ganado de octubre publicada en 1955 en el diario “Arriba”.Feria de ganado de octubre publicada en 1955 en el diario “Arriba”.

Rafael desarrolló a lo largo de sus años como fotógrafo una intensa y fructífera labor profesional. No sólo hizo de su oficio un simple medio de vida en unos tiempos llenos de dificultades de todo tipo, principalmente los largos años de la postguerra, sino que se implicó en la vida de Cuéllar y recogió con la cámara el pulso y el alma de su pueblo.

Junto a la actividad propiamente económica de fotógrafo (bodas, bautizos, comuniones, acontecimientos familiares, fiestas de toros, etc.), que era su medio de vida, Rafael realzó otra labor ucho más importante y desconocida fundamentada en el amor que profesaba a Cuéllar y en su gran sensibilidad como artista y como persona. Tres aspectos podemos destacar en este sentido: su labor como cronista gráfico del pueblo, como reproductor de fotos antuguas, y, en tercer lugar, como divulgador de Cuéllar en importantes medios informativos nacionales.

Mozos y vaca en el suelo en la esquina de la calle Carchena con Las Parras.Mozos y vaca en el suelo en la esquina de la calle Carchena con Las Parras.

En su labor de cronista gráfico Rafael realizó durante más de treinta años un trabajo completo sobre la vida cotidiana de su pueblo. Labores en el campo y en la industria, acontecimientos públicos, sucesos, fiestas de toros, arreglo de calles y plazas, monumentos, todo lo importante fue recogido por su cámara. Rafael suempre estaba allí, en el momento oportuno, paralizando en imágenes una vida que en muchos aspectos nos parece hoy sacada del túnel del tiempo.

Su labor como reproductor es también digna de destacar. Rafael tenía a su pueblo en el alma, era culto, hecho a sí mismo, con una sabiduría serena, profunda y solidaria. Por ello era consciente de que tenía que recuperar, para transmitir a las próximas generaciones, aquellas imágenes de Cuéllar de principios de siglo recogidas por otros fotógrafos anónimos y otros conocidos, como el padre Benito de Frutos.

La famosa cogida del “Soviet” en 1963.La famosa cogida del “Soviet” en 1963.

Por eso hoy podemos ver cómo era la iglesia de San Francisco, su retablo mayor, sepulcros, bóvedas y exteriores, la desaparecida cruz del Santillo y la romería de El Henar o la calle de San Julián a principios de siglo. Estas reproducciones unidas a fotografías originales de Rafael hicieron posible la mayor parte de la sección gráfica de la “Historia de Cuéllar”, y “Cuéllar, reportaje gráfico de su historia”, de Balbino Velasco.

En tercer lugar es digno de destacar su trabajo como divulgador en imágenes de Cuéllar. En los años 50 y 60 Rafael enviaba por su cuenta fotografías a la agencia EFE, diarios nacionales, y Televisión Española. Algunas de ellas fueron publicadas en “ABC” y “ARRIBA” y merecieron portadas de esos periódicos. Las de TVE eran pasadas por la pantalla los días de las fiestas de los encierros.

Pesando la achicoria.Pesando la achicoria.

Rafael también demostró su calidad como fotógrafo artístico. Alguna de las fotos que reproducimos son buena muestra de ello.

A lo largo de los años Rafael como fotógrafo y su esposa Aris como organizadora del archivo y ayudante de laboratorio, han desarrollado una ingente labor que se traduce en miles de imágenes y un patrimonio fotográfico digno de conservar. El Ayuntamiento debe realizar las gestiones adecuadas para que este material, que forma parte de la memoria de Cuéllar como pueblo, pase íntegro a enriquecer los fondos depositados en nuestro valioso y aún poco conocido archivo histórico.

Incendio de la fábrica de resinas en la calle Nueva.Incendio de la fábrica de resinas en la calle Nueva.

* Extracto del libro “Cuéllar a través de la cámara de Rafael”, editado en 1996 por la Asociación cultural Peña “La Plaga”.