Madrid

Mientras Gaza sufre un asedio que ha despertado condenas internacionales, Europa se mantiene en una postura ambigua. Las declaraciones de rechazo abundan, pero las sanciones reales escasean.

La mayoría de las capitales europeas evita adoptar medidas que realmente presionen a Israel. Lo cierto es que ninguna capital de peso ha adoptado medidas que realmente presionen a Israel y sirvan para disuadirle. Aunque París y Londres han impuesto sanciones, estas son calificadas como «simbólicas», sin impacto real en la política israelí.

Pablo Del Amo, investigador de política exterior en el Real Instituto Elcano, lo explica: «Más allá de eso no han realizado ningún tipo de sanción a Israel». Según Del Amo, la razón principal de esta tibieza es que «Israel es un socio occidental tradicional, por eso Europa es muy tibia en sus represalias».

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Alemania, el mayor aliado de Tel Aviv en Europa, ha dado un paso limitado: suspendió a principios de mes el envío de material bélico a Israel que pueda utilizarse sobre la franja. No obstante, el vínculo sigue siendo fuerte: el 30% de las armas en Tel Aviv proceden de Berlín.

En contraste, Eslovenia ha sido el único país europeo que ha prohibido la venta de armas a Israel. Aunque Del Amo reconoce que «es un movimiento importante», también matiza que «al final Eslovenia tiene la importancia y la influencia que tiene», lo que limita el alcance de su decisión.

Otros países como Bélgica, Irlanda y España han exigido la suspensión del acuerdo de asociación que mantiene la Unión Europea con Israel. España, además, ha impulsado una ley para el embargo de armas. Sin embargo, estas iniciativas no han prosperado más allá del plano diplomático.

En cuanto al reconocimiento del Estado palestino, algunos países han comenzado a mover ficha. Francia lo hará en septiembre, y Reino Unido ha anunciado que se sumará si Israel no detiene su ofensiva. Pero estas decisiones, aunque simbólicamente relevantes, no han ido acompañadas de sanciones económicas o militares.