Venecia
Usaba Jordi Gracia el concepto de «Imaginación moral» para explicar cómo se había acercado a la biografía de un personaje del que se sabe realmente poco de vida privada, Miguel de Cervantes. Imaginación para ir más allá y rellenar los huecos que quedan sin saber, pero que la moral siempre adecúe esa imaginación a la realidad. Es un ejercicio literario y periodístico complicado, en estos momentos donde cuesta discernir la verdad y la mentira, donde no siempre se confirman los rumores y donde las fuentes no siempre son fiables. Esa imaginación moral parece estar detrás de un libro de ficción que relata hechos reales: la llegada al poder de Vladimir Putin.
Es El mago del Kremlin (Seix Barral), la exitosa novela de Giuliano da Empoli, que se convirtió en un éxito en Francia, finalista del Goncourt, y que predijo la guerra de Ucrania, pues el libro se publicó meses antes de que Rusia invadiera aquel país. Es Olivier Assayas quien ha adaptado el libro al cine, después de que el escritor le mandara un manuscrito, en una película que compite por el León de Oro en el Festival de Venecia y cuenta como arma con Jude Law haciendo de Putin. “Espero no ser ingenuo al decir esto pero no temía represalias. Sabía que era una historia que iba a contarse con inteligencia, matices y consideración. No estábamos buscando la controversia”, decía el actor a los periodistas.
El director francés, que ha contado con el escritor Emanuel Carrère, autor de la novela Limonov, hace una traslación cinematográfica fiel, muy literal y poco aguerrida, descuidando el magnetismo y la fuerza de sus personajes, Vladimir Putin y Vadim Baranov. El primero es de sobra conocido. Lo interpreta Jude Law, en una actuación sobria del todopoderoso presidente y líder mundial. El otro, es un personaje ficticio, una especie de consejero o de jefe de gabinete, dicen, inspirado en Vladislav Surkov, un tipo que trabajó para Putin y que inventó algunos conceptos como el de democracia soberana o controlada. “La película trata sobre cómo se inventó la política moderna, la política del siglo XXI. Y parte de ese mal surgió con el ascenso al poder de Vladimir Putin en Rusia. Hemos hecho una película sobre en qué se ha convertido la política y la situación tan aterradora y peligrosa en la que todos sentimos que nos encontramos. Tomamos un caso específico, pero creo que se aplica a muchos líderes autoritarios”, decía Assayas, que ya ha abordado la cuestión del poder, el liderazgo y la política en otras de sus películas, como Carlos, la historia de Ilich Ramírez, o en Después de mayo, donde se adentraba en el mayo del 68. Ambos títulos comparten algo más, el vacío después de la decepción del comunismo y la monstruosidad del capitalismo. «La política ha cambiado significativamente durante este tiempo, especialmente para la gente de mi generación. Lo que está sucediendo ahora mismo no solo es aterrador, es mucho peor, porque o hemos encontrado la respuesta», reflexionaba el cineasta.
Venice (Italy), 31/08/2025.- Jude Law (R) and Paul Dano (L) pose during a photocall for ‘Le mage du Kremlin (The wizard of the Kremlin)’ at the 82nd annual Venice International Film Festival, in Venice, Italy, 31 August 2025. The 82nd Venice Film Festival runs from 28 August to 06 September 2025. (Cine, Cine, Italia, Venecia) EFE/EPA/RICCARDO ANTIMIANI
/ RICCARDO ANTIMIANI
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Venice (Italy), 31/08/2025.- Jude Law (R) and Paul Dano (L) pose during a photocall for ‘Le mage du Kremlin (The wizard of the Kremlin)’ at the 82nd annual Venice International Film Festival, in Venice, Italy, 31 August 2025. The 82nd Venice Film Festival runs from 28 August to 06 September 2025. (Cine, Cine, Italia, Venecia) EFE/EPA/RICCARDO ANTIMIANI
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Esa es una de las cosas más interesantes de la novela, la capacidad de ver, a través de la historia rusa, los pecados y errores de todo occidente. La película, sin embargo, no logra ir tan lejos. La elección de la estructura, por capítulos, de los diálogos entre los personajes, de la historia de amor, que da pie a introducir al personaje de Alicia Vikander, pero que se lleva demasiado metraje, hacen que el filme sea un cúmulo de conversaciones, situaciones y momentos vacíos y sin profundidad. Una sucesión de datos interesantes, pero nada más. Es como si nos quedáramos con la anécdota, en lugar de ir al fondo de la cuestión. Si da Empoli había logrado un estilo y un ritmo en su texto que creaban adicción en al lector, Assayas no es mucho más plano en la forma de contar una historia que, en realidad, habla de crear relatos para cambiar el voto de la gente. La fascinación de ese personaje, sobre el que circulaban mil historias, y que ha sido despedido del Kremlin, no aparece en ningún momento.
Lo mejor de filme es el retrato de las relaciones de poder y cómo se crean los líderes políticos hoy, controlando los medios de comunicación, internet, a los empresarios, a la iglesia, a la oposición. Aparece todo, desde el fin del comunismo, la crisis económica tras el gobierno de Boris Yeltsin, la aparición de los oligarcas, la guerra de Chechenia, la crisis de Crimea, los Juegos Olímpicos de Sochi… eventos que la mano de Putin y la de su consejero manipulan y fomentan o retuercen, todo al servicio del poder de este nuevo zar. Hay personajes reales: Limonov, Kasparov… y uno inventado, quizá el peor dibujado e interpretado con diferencia, por un Paul Dano que ni parece ruso, ni consejero y quien cuenta a un periodista y escritor su propia historia, un personaje al que da vida el actor norteamericano Jeffrey Wright. «Parte de mi investigación para este papel ha sido intentar comprender por qué esta historia necesita ser contada ahora, y en particular por qué necesita ser vista y contada en Estados Unidos», decía el actor sobre tácticas que refleja el filme y que son similares a las que hemos visto en situaciones como el Brexit o la relección de Trump.