Foto: Pablo Ortega Manuel

Fernando Caballero Rojo

Como es tradición en los domingos de feria de San Antolín, la corrida de rejones aglutina una de las entradas de la feria en el coso palentino. El toreo a caballo, con una afición muy asentada en capital y provincia convocó mas de tres cuartos de plaza. Rui Fernandes vistió con vistoso traje portugués mientras que Diego Ventura y Duarte Fernandes lucieron trajes de corto, de rejoneador estilo español. Los dos portugueses, tío y sobrino, compartieron cuadra, todo quedaba en familia. Los toros, de encaste Murube, de la ganadería portuguesa de María Guiomar Cortés de Moura, lucían los pitones exageradamente recortados. Una cosa es privarles de sus defensas y otras quitarles medio pitón, lo que hace lucir más feo el espectáculo. Fueron mansos por norma general, aquerenciados, algunos de ellos no querían ni ver los caballos.

Salió triunfador un torero de la Puebla del Río, pero no fue Morante, gran ausente en esta feria, fue el rejoneador Diego Ventura. El mejor rejoneador del momento, pasó por Palencia como un ciclón, arrasando con todo. Luciendo buena condición salió su primero, que embestía con cierta clase y parecía tener fuelle, aunque presentó también síntomas de mansedumbre, como todos sus hermanos. Solo un rejón le puso Ventura, bajo, con Cliado. Con Nivaldo le propinó dos banderillas al quiebro, muy ajustado el primero. Lo mejor de la faena llegó con Quirico, que se arrimó como ninguno. Varias veces tocó el toro a un caballo que parecía no tener miedo a nada. En distancias muy cortas fueron las dos banderillas con este caballo. Se arrimó mucho también Brillante en unas banderillas cortas al violín, en un palmo. Pura emoción. Pinchó a la primera y cayó el toro tras un metisaca, pese a lo cual el público le pidió una generosa oreja.

La locura llegó en el quinto, un toro que se dejó, no dio problemas a un Ventura que puso lo que le faltaba a su oponente. Bueno fue el rejón de castigo, con Oro Negro, en medio de la salida incierta del toro, como buenas y ajustadas fueron las dos banderillas con Nómada, todo un clásico de su cuadra que lucía espectacular con la melena suelta. Con Lío, otro cásico, se le cayó la banderilla en un bonito quiebro. Lo repitió, y esta vez, aunque menos ajustado, si clavó en lo alto. La quinta banderilla, muy buena, precedió a la locura, con el par más habitual de Ventura. Se empezó a encender la plaza cuando se quitó el estribo de Bronce, su caballo más sonado, y con el toro empezando a rajarse, clavó un par ajustadísimo, arrimando mucho, que convirtió la plaza en manicomio. En un palmo fueron las cortas, donde expuso muchísimo, con el toro a escasos centímetros del caballo, llegando a tocarle. Tras ellas, las vueltas sobre el oponente y el teléfono desencadenaron la locura total entre el respetable. Toda la plaza en pie. Entró a matar montando a Guadiana, clavando un rejón de muerte entero, algo caído. La plaza, emocionada, pidió las dos orejas como un clamor.

No tuvieron a bien ninguno de los rejoneadores portugueses mostrar al público los nombres de los caballos de su cuadra cuando salían, sí lo hizo Ventura. Como un mansazo salió el primero de la tarde, de bastas hechuras. Como si no hubiese caballo merodeaba por el ruedo sin hacer ni caso a los cites de Rui Fernandes. Fuera de la cara le tuvo que impartir el primer rejón de castigo que fue animando a un animal que no dejó de mansear en ningún momento de la faena. Hasta tres rejones puso el portugués, cada cual fue viniendo mejor al oponente, que seguía al caballo sin humillar. Todas las banderillas tuvieron que ser de frente, la mayoría al quiebro, en una faena que careció de emoción por la mala condición del toro. Con alardes y bonitos trucos de doma, siempre fuera de la cara del toro, trato de enaltecer a un público amable. Mató de media estocada baja tras un pinchazo.

Foto: Pablo Ortega Manuel

El cuarto, salió de frente, recorriendo toda la plaza y poniendo en un aprieto a Rui Fernandes, que le propinó un rejón de castigo que se cayó al suelo, como el primer par, de frente, como la mayoría en la faena. El toro lució poco celo y una fea embestida en una faena que pese a todo podría haber dado más lucidez. Varias banderillas se fueron bajas, y los mayores aplausos llegaron con los caballos lejos de la cara del toro, en las constantes incitaciones al público del luso, y unos bonitos cites, demostrando su habilidad en la doma. Discretas fueron las rosas. No llegó a meter la espada, cayó el toro al segundo intento, justo al clavar, y lo apuntilló la cuadrilla.

Buena condición mostró también el tercero, aunque siempre con síntomas de manso, como toda la corrida. Buen rejón de castigo de Duarte Fernandes, con el toro embistiendo mejor. A más fue la faena, que no el toro, basada en alardes de valor, incrementados a medida que el astado se fue rajando. Hasta dos veces perdió las manos el pesado animal, de fuerzas contadas. Se fueron bajas las dos primeras banderillas, seguidas de diversos pares, algunos más discretos que otros, culminados con unas espectaculares vueltas en la cara del toro que enfervorecieron a los tendidos. Las cortas, con el toro ya rajado por completo, precedieron a un rejón de muerte trasero, que obligó al rejoneador a descabellar hasta cinco veces y le hizo perder toda opción de premio. Salió a saludar sin que hubiese aplausos previos, incitando al público al aplauso.

Si con un mansazo empezó su tío, con un manso tuvo que acabar el sobrino, para no romper la dinámica de la corrida. Solo un rejón puso Duarte, para después colocar una buena banderilla, arrancándose de lejos, a un toro apalancado en los terrenos del 3. Difícil fue sacarle de ahí en el segundo, tras la segunda banderilla, en la querencia, en la que el toro embistió bien. Fue levantando los aplausos fáciles del público en los alardes y en las incitaciones al respetable, excesivas. Tras dos buenas banderillas, la última en la querencia, levantó al público con los giros sobre el caballo en la cara del toro. Las banderillas cortas al violín, muy arqueado, mantuvieron la línea de aplausos e incitaciones al público. Tras dos pinchazos dejó una media estocada de poca muerte, que tuvo que descabellar, esta vez a la primera. Concedió el presidente la oreja pedida por el público, a todas luces excesiva para una faena discreta salvada con alardes y con buenas salidas en las banderillas.

Rejones en Palencia el 31 de agosto de 2025Foto: Pablo Ortega Manuel

Plaza de toros de Palencia. 31 de agosto de 2025. Segunda de abono, corrida de rejones. Algo más de tres cuartos de plaza.

Toros de María Guiomar Cortés de Moura, de buena presentación, algunos bastos y mansos por norma general. La mayoría cosecharon silencios en el arrastre, el primero fue pitado.

Rui Fernandes, saludos y saludos.

Diego Ventura, oreja y dos orejas.

Duarte Fernandes, saludos y oreja.

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