La integración puerto-ciudad, uno de los grandes retos de la Autoridad Portuaria, dará un paso de gigante próximamente. La entidad de la Praza da Estrela tiene un plan para el edificio en el muelle de trasatlánticos en el que opera la empresa de aprovisionamiento Casa Pepe, que, tras determinar la justicia hace casi año y medio la extinción de la concesión, se mudará en unos meses a las instalaciones ocupadas antaño por la conservera Albo —en la Plisan ahora— en Jacinto Benavente, en el entorno de Beiramar. «Queremos un espacio abierto a los ciudadanos y que, al mismo tiempo, dé servicio a los cruceristas. Que pueda llenar de vida el muelle de trasatlánticos todo el año para que ese paseo que hacen miles de vigueses tenga una parada para el descanso y el disfrute», destaca el Puerto.

Desde la entidad presidida por Carlos Botana, indican que la intención es recuperar la actividad en este edificio, de algo menos de 3.000 metros cuadrados de superficie, «conservando sus paredes de piedra, pero dándole al mismo tiempo un toque moderno que le aporte luz, como se hizo en su día con el Tinglado, que hace de segunda terminal de cruceros y alberga eventos internacionales, como el aniversario de la Agencia Europea de Pesca, el encuentro de los ministros de Transición Ecológica de la Unión Europa o congresos de la Unesco, la FAO o el Green Energy Ports, entre otros».

La Autoridad Portuaria subraya que «toca una nueva etapa» para esta nave. «Los más de 100 cruceros que escalan en Vigo y sus más de 300.000 pasajeros ven los tejados de un edificio que no encaja con la imagen de puerto moderno y puntero por el que todo el mundo conoce al de Vigo», apostillan. Para hacer realidad su voluntad, queda trabajo por delante con el objetivo de definir su estética final y sus usos concretos.

Los plazos los marcará el tiempo que precise Casa Pepe

Dejan claro desde el Puerto que su presidente, «que siempre ha prometido diálogo y consenso, hablará con el resto de administraciones una vez tenga los primeros bocetos». «Queremos crear un grupo de trabajo para el diseño del proyecto y no descartamos hacer un concurso de ideas», avanzan, a la vez que informan que los plazos «los marcará el tiempo que necesite Casa Pepe en realizar el traspaso» a las dependencias de Jacinto Benavente. «Desde la Autoridad Portuaria de Vigo, agradecemos el acuerdo alcanzado para que Casa Pepe pueda continuar manteniendo su actividad de suministro a cruceros en su nueva ubicación, trabajando en el futuro en aumentar el aprovisionamiento a buques de comida y víveres para las grandes compañías», anotan.

El Puerto presume de que, «tras un gran periplo de pleitos y desencuentros», ambas partes han conseguido «una solución en la que nadie pierde»: «Lo importante es que ganan los ciudadanos. El edificio que ocupa actualmente Casa Pepe tiene una larga historia. Desde el origen del muelle de trasatlánticos, fue empleado como almacén de mercancía comercial, como la que se mueve en los muelles de Areal y Comercio, e incluso sirvió como el primer lugar de salida de los coches de Citroën —actualmente, Stellantis—».

El edificio habitado por Casa Pepe funcionó, entre otros menesteres, como depósito de sal. A mediados de los 90, cuando Montero Ríos se convirtió en peatonal, la empresa de aprovisionamiento, que operaba en esta calle, aceptó la propuesta de la Autoridad Portuaria de trasladar su actividad a un lugar en el que pudieran operar sus camiones y furgonetas.

Una zona recreativa, verde o para la economía, entre las propuestas

Dotar al espacio de un uso verde, transformarlo en un área recreativa y de esparcimiento para la población, buscar una solución que blinde la apertura de Vigo al mar, acondicionar las instalaciones para disponer de un nuevo punto de encuentro sociocultural u otorgar preferencia a entidades que necesitan situarse a pie de muelle para desarrollar su actividad. Son algunas de las posibilidades que pusieron sobre la mesa hace casi año y medio distintos agentes sociales de la urbe para dar una nueva vida al edificio de Casa Pepe en el extremo oriental del muelle de trasatlánticos. En su momento, se planteó un acuario en un edificio acristalado deprimido sobre el cantil del muelle y también la piscina del Real Club Náutico.

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