En una Europa con sus dos principales motores debilitados –Francia al borde de una crisis política y Alemania atrapada en una recesión que no da … señales de revertirse–, el Banco Central Europeo (BCE) quiere evitar a toda costa que la inestabilidad derivada de los movimientos de Donald Trump al otro lado del Atlántico se agrave aún más. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, advirtió este lunes del «serio peligro» que supondría la materialización de los planes del líder republicano, orientados a someter la Reserva Federal al control de la Casa Blanca.

Aún tratando de descifrar el rompecabezas arancelario y sus implicaciones para la política monetaria –que ahora se asoman a un laberinto judicial–, Lagarde ha centrado la atención en las intromisiones del presidente en la independencia de la Reserva Federal, a raíz de su insistencia en forzar una rebaja de los tipos de interés. La presidenta del BCE ha cerrado así filas con su homólogo estadounidense, Jerome Powell, y ha advertido del peligro que ello supondría para la estabilidad monetaria de Estados Unidos y del conjunto de la economía mundial,

La cuestión es que el Lagarde teme que la Reserva Federal empiece a adoptar decisiones alejadas de los criterios de una política monetaria sólida y estas pasen a estar condicionadas por la presión política. Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump viene insistiendo a Jerome Powell en la necesidad de bajar los tipos, con un doble objetivo: abaratar la refinanciación de la deuda pública y depreciar el dólar para estimular las exportaciones en el marco de su agenda de confrontación comercial. Una situación que, a juicio del BCE, solo derivaría en un repunte de la inflación.

A las amenazas de destituir a Powell que Trump viene lanzando desde su regreso a la Casa Blanca se añadió la semana pasada su intento de apartar a la gobernadora Lisa Cook, nombrada por Joe Biden y con un mandato vigente hasta 2038, bajo la acusación –sin pruebas ni cargos– de fraude hipotecario. Cualquier cese, en todo caso, deberá contar con el aval del Tribunal Supremo, que ya dictaminó en mayo que la Reserva Federal es una «entidad cuasi privada» y que sus miembros solo pueden ser apartados por causas justificadas, como negligencia, incapacidad o mala praxis.

En su alegato en defensa de la «vital» independencia de los bancos centrales, Lagarde se ha declarado «muy preocupada» por la solidez del Estado de derecho en EE UU. En una entrevista concedida a la radio francesa, ha recordado que la preservación de esa autonomía depende en gran medida del respeto a las decisiones del Tribunal Supremo, que en principio actúan como salvaguarda frente a cualquier intento de politización del banco central.