La maldición de Davidovich se prolonga, o quizás sólo quepa hablar de su débil mentalidad en el momento de la verdad. En su cuarta final … en el circuito, la tercera de su fabuloso 2025, volvió a estrellarse con un muro, el de cerrar los partidos. Frente a duelos decisivos como el de Montecarlo en 2022 o el de Acapauclo este año, en los que fue inferior a su rival (Tsitsipas y Machac), lo sucedido la pasada madrugada fue un calco de lo sufrido en Delray Beach ante Kecmanovic.
Entonces tuvo bola para el 5-1 en el tercer set, que no ganó, dos puntos de partido al saque con 5-3 y más opciones posteriores para acercarse a la victoria. Esta vez, ante un rival más duro, dispuso de 4-1 y 0-30, 5-2, 5-3 y 30-0 y de tres puntos de título malogrados al resto con 5-4. Una incluso, con un golpe defensivo de De Miñaur a la línea lateral casi milagroso, casi como aquella bola de campeonato ante Kecmanovic que se le fue por milímetros.
Davidovich, que ha completado esta semana en el ATP 500 de Washington un torneo casi impecable desbancando a dos ‘top ten’ (los locales Fritz y Shelton), alcanza ya el mejor ATP Ranking de su carrera (decimonoveno) y accede por primera vez al ‘top 20’, pero esto será poco consuelo. Tras el varapalo en el ‘tie break’ final (7-5, 1-6 y 6-7 (3)) escondió su rostro bajo la toalla para mantener en la intimidad la decepción, y en un gesto deportivo otro ‘Alex’, De Miñaur, fue a consolarle.
Para Davidovich la cita era clave para acabar al fin con su sequía de coronas. Es el mejor tenista del ‘ranking’ sin tìtulos y en el ‘top 50’ sólo Axel Michesen (34º), Matteo Arnaldi (41º), Corentin Moutet (46º) y Ugo Carabelli (47º) no cuentan tampoco con títulos. Nada que ver con un De Miñaur con nueve torneos ganados y que aprovechó su experiencia para imponerse en un duelo disputadísimo.
El australiano nunca ha derrotado a un ‘top 10’ en una final (0-7 de balance). En cambio, cuando se enfrenta a rivales que se encuentran fuera del ‘top 20’ en choques por el título, presenta un sólido récord de 8-3. Lo demostró saliendo del atolladero tras perder el primer set, reaccionar con claridad en el segundo y estar contra las cuerdas en el tercero.
Top pic: Alejandro Davidovich Fokina millimetres away from winning Delray Beach ATP 250 on match point vs Miomir Kecmanovic earlier this year.
Bottom pic: Alejandro Davidovich Fokina millimetres away from winning Washington ATP 500 on match point vs Alex De Minaur.
Cursed ? pic.twitter.com/Px3E248u59
— edgeAI (@edgeAIapp) July 28, 2025
Pese a su gran nivel tenístico Davidovich volvió a ahogarse en la orilla. Ya sabía que necesitaría ejercitar la paciencia con puntos largos, ante un rival al que hay que ganar en ocasiones los puntos varias veces, al ser el más rápido en los desplazamientos. Una hora y seis minutos de set, poniendo casi todos los ‘winners’, ante un De Miñaur a la contra, le puso con ventaja al malagueño.
Pero en la segunda manga encajó un juego en blanco al resto y tras un 30-0 no sumó más puntos y se vio pronto en desventaja. Empezaron los gestos de contrariedad del rinconero frente a la tolerancia al error de su rival, que le acabó dando réditos. Sin embargo, el rinconero entró con otra actitud en la manga final y logró un ‘break’ que parecía decisivo.
Davidovich se tapa tras la derrota.
ATP
«Vamos, durísimo de cabeza hay que estar ahora», le espetaba uno de sus técnicos (ausente Félix Mantilla y David Sánchez) en el arranque del set, pero con 5-3 y pese al 30-0 inicial llegaron sus fantasmas: doble falta, derecha cruzada muy desviada, otro intento de ‘drive’ ganador cruzado también muy alejado de la línea, y una bola larga desde el fondo.
Errores evitables la mayoría. Tampoco pudo acertar al resto con 5-4. Por momentos hubo fortuna de De Miñaur, que tocó con el marco de su raqueta en una volea para evitar el 15-40. Luego llegaron tres puntos de partido. En el primero no logró pasar el australiano (de madre española) en su subida a la red; en el siguiente, se le fue largo un revés en un largo intercambio, e increíble fue el tercero, en un golpe defensivo alto a la desesperada del de Sydney a la línea.
«Me ha pasado de todo», se quejaba a su ‘box’ Davidovich por entonces y ya entró en una espiral derrotista y fue siempre por debajo en el desempate final. Su tensión contrastaba con el dominio de la situación de su rival, ya con mucho menos que perder a esas alturas. El talento del malagueño es colosal, pero es una lástima que no consiga sobreponerse a las situaciones de presión y digerir los contratiempos.