Zandvoort –ese circuito rodeado de dunas que lo hacen único en su especie– mantiene un significado especial para cualquier aficionado a los deportes del motor. … No puede ser de otro modo al tratarse de una pista situada al borde del Mar del Norte que albergó los primeros compases del Mundial de Fórmula 1 y devuelve la memoria a ilustres como Alberto Ascari –primer ganador en estas latitudes– Fangio, Stewart, Lauda o Prost. Viajar a Holanda para disfrutar de su gran premio es un privilegio que concede el Gran Circo porque en esta playa se respira el sutil aroma de la gasolina desde que uno baja del tren y enfila el paseo que le lleva hasta la enorme tribuna Tarzán, un volcán de pasión anaranjada desde que la categoría reina volviera por estos lares en el año 2021.

La Fórmula 1 ha dado carpetazo al descanso veraniego constatando la enorme decepción que supone el periplo ferrarista de un piloto del calibre de Lewis Hamilton. Sea porque la desazón atrapa a propios y extraños o porque hay quien toma posiciones ante lo que pueda venir ha sido otro antiguo volantista, más tarde comisario y hoy comentarista televisivo quien ha destapado la caja de los truenos. Johnny Herbert se ha hecho eco de los rumores que ponen en duda la presencia de Hamilton en la Ferrari de 2026. Las declaraciones del heptacampeón admitiendo su incapacidad para adaptarse al Cavallino hacen creer que por iniciativa propia o ajena pueda plantearse un cambio de aires, o incluso la retirada.

Más aún cuando al constatarse la incredulidad conque se recibió su fichaje en Maranello, una operación de marketing asumida por el Presidente de la Ferrari en contra del parecer mayoritario de sus colaboradores. Las serpientes de verano han llegado incluso a plantear el regreso de Carlos Sainz, una operación inverosímil pero perfectamente viable en el mundo de la Fórmula 1 porque es público que Sainz incluyó en su contrato con Williams una cláusula que le permitiría rescindirlo si una escudería de primer nivel requiriese sus servicios. Lo cierto es que hay un evidente caldo de cultivo para rumores en la decepción enorme que provoca ver al madrileño convertido en un actor de reparto, un piloto llamado a muy altas metas que hoy en día vaga sin rumbo aparente ni objetivos definidos.

Hace un par de semanas se conoció que Hamilton hizo saber a la cúpula ferrarista su preocupación por la escasa competitividad del coche, planteando incluso propuestas para mejorarla. Fréderic Vasseur, máximo responsable de la Scuderia, recibió tres informes del británico en los que proponía soluciones para mejorar la organización del equipo, un detalle que pone en entredicho el encaje de Lewis en la escuadra y sorprende el hacerse público, sabida la animadversión que tienen los equipos de F-1 en general y Ferrari en particular por airear sus miserias. Este cruce de declaraciones pudiera interpretarse como la apertura de la puerta de salida para Hamilton, una labor de desgaste que la maquinaria mediática de Maranello manejará sabiamente si resulta menester. Si en 2024 los medios afines convencieron a buena parte de los tiffosi de la conveniencia del fichaje, hoy podría generarse la opinión contraria, en vísperas de que el Gran Circo desembarque en el templo ferrarista de Monza y se desaten las pasiones.