Tras un verano con una agenda pública reducida, la reina emérita ha viajado a la capital griega para pasar los últimos días de agosto y acompañar a su cuñada, Ana María de Dinamarca, en su cumpleaños, quien celebró su 79º aniversario el pasado sábado rodeada de sus hijos, nietos y su cuñada, con quien sigue manteniendo una estrecha relación.
Desde la muerte de su hermano Constantino en enero de 2023, la reina emérita ha viajado en varias ocasiones a su país natal. La última vez fue el pasado febrero, cuando asistió a la boda de su sobrino, Nicolás de Grecia, con Jrisí Vardinoyani, miembro de una de las familias de armadores más importantes de Grecia.
Romance secreto y exilio
Ana María, hija de Federico IX de Dinamarca, nació en 1946 en el palacio Amalienborg, en Copenhague. En 1959 conoció a Constantino, entonces príncipe heredero de Grecia, y el flechazo fue inmediato. Aunque la familia de ella se opuso al enlace, la joven pareja se comprometió en secreto. En mayo de 1962, Ana María y Constantino fueron padrino y dama de honor en la boda de los reyes de España, celebrada en la catedral de Atenas. Finalmente obtuvieron el beneplácito familiar y se comprometió oficialmente en el verano de 1964, casándose pocos meses después también en la catedral ateniense. Su primera hija, Alexia, nació en julio de 1965; y en 1967 llegó Pablo, el heredero de la corona.
El apoyo de Constantino al golpe de Estado de 1967 provocó la pérdida de confianza en la institución monárquica. Tras su exilio, y con la caída de la Junta de los Coroneles en 1974, el nuevo gobierno democrático convocó un referéndum en el que se aprobó la abolición de la monarquía y la instauración de una república parlamentaria en Grecia. Constantino, que entonces residía en Inglaterra, no regresaría a Grecia hasta 1981, y lo hizo únicamente por unas horas, para asistir al funeral de su madre.
Décadas más tarde, en 1994, el Ejecutivo socialista de Andreas Papandreu aprobó una —conocida popularmente como ‘Ley Venizelos’— por la que se retiró la nacionalidad griega a los miembros de la antigua familia real, exigiendo que fueran registrados con el apellido de `Glücksburg´, en referencia al origen danés y alemán de esta dinastía.
Constantino y Ana María regresaron definitivamente a Grecia en 2013, instalándose en la localidad de Porto Jeli, en el Peloponeso. Allí pasaron los veranos rodeados de sus hijos y sus nietos, y recibían con frecuencia la visita de las hermanas de Constantino, doña Sofía y doña Irene.
Recuperación de la nacionalidad
El pasado invierno, dos años después del fallecimiento de Constantino, diez de sus descendientes —sus cinco hijos y cinco de sus nietos— iniciaron los trámites para recuperar la nacionalidad y el apellido ‘De Grecia’. Como parte del proceso, tuvieron que jurar la Constitución, aceptar el resultado del referéndum de 1974 y renunciar a cualquier pretensión de ejercer cargos públicos o reclamar títulos nobiliarios. Ana María, sin embargo, no quiso solicitar el cambio de apellido.
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