Intentaba filmar una estatua del expresidente venezolano Hugo Chávez en su ciudad natal, Sabaneta, cuando un grupo de milicianos con rifles M16 le requisaron a Michael Palin y a su equipo sus cámaras y pasaportes. O bien no habían visto ninguna de las míticas películas de los Monty Python o no reconocieron, por el paso de los años, al Poncio Pilatos de ‘La vida de Brian’.

Tras la requisición inicial, los milicianos retuvieron a Palin y al resto de su expedición -en Venezuela para la grabación de un nuevo documental sobre el país caribeño para la candena Channel 5- durante siete horas. «Se volvió un poco ridículo; incluso revisaron nuestra ropa», reconoció el intérprete, de 82 años, al periódico británico ‘The Telegraph’ en una entrevista el pasado domingo.

«Al final, nos llevaron a un restaurante para que pudiéramos comer algo. Y, entonces, uno de los guardias buscó en su teléfono quién era yo. Encontró el ‘sketch’ del pez abofeteando de los Monty Python. Le pareció divertidísimo. De repente, toda la agresividad se desvaneció. Querían fotos, autógrafos, de todo», detalló al diario.

Después de su éxito con los Monty Python, el cómico se forjó una segunda carrera con documentales televisivos sobre viajes, como ‘La vuelta al mundo en 80 días’, de 1989. En estas producciones se afana en descubrir cómo vive la gente en países donde, como él mismo dice, «han ocurrido cosas terribles». En este contexto, Palin ha visitado Nigeria, Irak y Corea del Norte.

En esta ocasión, además del incidente con los milicianos, Palin ha comido gusanos cocidos con miembros de una tribu indígena, ha ayudado a activistas de la vida silvestre a liberar anacondas y ha visitado ostentosos hoteles erigidos en una zona ambientalmente sensible.

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