A Novak Djokovic no parecen pesarle los 38 años que tiene para continuar manteniendo el yugo sobre muchos jugadores del circuito, besando victorias y enamorando … al público. Anoche aseguró su presencia en una nueva semifinal del Open de Estados Unidos, en la que será el rival de Carlos Alcaraz, al vencer al estadounidense Taylor Fritz, 11 años menor que él y situado en el ranking como la cuarta raqueta del mundo. Lo venció por 6-3, 7-5, 3-6 y 6-4 en 3h24′.
Fritz debió ir a dormir sabiendo que no podía tener ninguna pesadilla. Esa mala sensación la sufrió sobre la pista central de Flushing Meadow. Y no era la primera vez que experimentaba algo parecido ante el serbio, que ha ganado más Grand Slam que nadie en la historia (24). Fue la undécima vez que Djokovic lo sometía al pozo de la derrota. Perder con un rival en once ocasiones y no haberle ganado en ninguna ocasión debe causar sino ganas de llorar, por lo menos angustia y frustración.
Desde luego que los años pesan y el propio Djokovic lo admite. Ha comentado que para él resulta frustrante no sentirse al 100% de su rendimiento como se ha sentido en los últimos 20 años, en los que ha entrado a mantener duelos con otros dos grandes como Roger Federer y Rafa Nadal. Y también reconoce que se va a acostumbrando a que siempre le pase algo como ha sucedido en los últimos torneos grandes. «La edad biológica no es algo que se pueda revertir. Es lo que hay», ha dicho.
Pero él no se rinde, mantiene el espíritu de campeón. Anda buscando su título de Grand Slam número 25 desde que venció en Wimbledon el pasado año.
Fritz tenía más objetivos por cumplir además de intentar acabar con el dominio del serbio. Podía aspirar a convertirse en el primer finalista estadounidense en un grande desde Andy Roddick en Wimbledon-2009. Había anunciado que la única manera de revertir la situación de vivir una derrota interminable era siendo mejor jugador. Pero aunque ha mejorado en mucho en movilidad, su derecha, el revés y el saque, no ha añadido algo más al cambio de velocidad, o aplicar un slice o tomar la iniciativa. Puede que ya no tenga más oportunidades de doblegar a Djokovic que las que tuvo ayer en la que incluso tuvo mejores porcentajes en el servicio y muchas posibilidades de ganar el saque del serbio. En el segundo set, por ejemplo, desperdició cinco oportunidades de break y hasta ese momento solo había aprovechado una de once.
Pero tuvo que ser el público quien lo metiera en el partido, un público que aplaudía los malos saques del serbio y que a la altura de cuarto juego quiso ver más tenis y tuvo un comportamiento inapropiado.
Djokovic perdió la serenidad y se preocupó más de los pitos de los aficionados maleducados que de rematar el partido. Reconoció que no fue su mejor partido (40 errores no forzados) y que no se sintió bien. Acabó perdiendo el tercer set. El cuarto que Fritz le ganaba en once partidos. Djokovic acabó cansado, pero se pegó un baile tras asegurar su presencia en la 53 semifinal de su carrera. Histórico.
Hoy se juegan los otros cuartos de final: el duelo italiano entre Sinner y Musetti, y Auger-Aliassime contra De Miñaur. Los otros cuartos femeninos enfrentan a Anisimova-Swiatek y Muchova-Osaka.