Sacudida en la cúpula directiva de Nestlé, la mayor empresa de alimentación europea. Tras apenas un año al frente del gigante suizo, el hasta ahora máximo directivo Laurent Freixe ha sido destituido con efecto inmediato por no haber declarado una relación sentimental con una “subordinada directa”.

Una relación que, según explicaron fuentes internas, constituía un conflicto de intereses contrario a los principios de gobierno de la multinacional. El asunto surgió tras el envío de un informe al canal de denuncias de irregularidades de la propia empresa. A partir de ahí, el presidente Paul Bulcke y el vicepresidente, así como consejero coordinador y presidente de la comisión de nombramientos, Pablo Isla, iniciaron una investigación con el apoyo de varios consultores externos. «Era una decisión necesaria. Los valores y el gobierno corporativo de Nestlé son cimientos sólidos de nuestra empresa. Agradezco sus años de servicio a Laurent», afirmaba Bulcke a través de un comunicado.

De hecho, las sospechas ya circulaban desde hacía meses. Una investigación interna inicial había descartado el asunto, calificándolo de rumores «infundados». Pero las quejas no cesaron. Una segunda investigación, más exhaustiva e independiente, las confirmó y fue entonces cuando se tomó esta decisión drástica.

Para Freixe, de 62 años, este supone el fin de una carrera de casi 40 años en Nestlé, acumulando cada vez más responsabilidades en Latinoamérica y Estados Unidos hasta su nombramiento como consejero delegado en septiembre de 2023, cuando tomó el relevo de Mark Schneider. La compañía ha hecho saber que Freixe no recibirá ninguna indemnización por despido.

La sucesión ha sido inmediata. El nuevo CEO es Philipp Navratil, que lleva en Nestlé desde 2001 y dirigía la división de café y bebidas hasta a este lunes 1 de septiembre.

No se trata de un caso aislado. En los últimos años, varios altos directivos han perdido sus sillones por relaciones poco o nada transparentes con empleadas. En 2023 le ocurrió a Bernard Looney, antiguo CEO de BP, que dimitió tras admitir que no había revelado a la empresa que había mantenido relaciones con varias colegas. Y unos años antes a Steve Easterbrook, despedido de McDonald’s en 2019, en un principio por un affaire, pero más adelante se supo que la cifra ascendía a cuatro.

Artículo original publicado por Vanity Fair Italia. Accede aquí.