Cuéllar 2025. 2ª de feria. Corrida de toros
Toros de Partido de Resina de desigual trapío, sobresaliendo 1º y 6º (aplaudidos de salida) y 4º, fuera de tipo, como el 2º (anovillado). Justitos de presencia los corridos en 3º y 5º lugar. Encastados todos menos el 2º y 4º. Se dejó la corrida propiciando una tarde entretenida. De comportamiento leonino, en el estilo del encaste, el 1º, complicados y sin entregarse para la lidia 2º y 4º, casi en Domecq el 5º y con calidad para la franela 3º y 6º.
Floja entrada en tarde agosteña de rebeca, desde el quinto.
Sánchez Vara, que sustituía a Juan de Castilla, de blanco y oro, vuelta al ruedo tras escasa petición y silencio. Jesús Enrique Colombo de grana y oro con cabos blancos, silencio y oreja. André Lagravere, “El Galo”, de azul rey y oro con cabos blancos, oreja y aplausos. Los tres cedieron los palos a sus compañeros de terna en sus primeros toros y banderillearon a sus segundos.
El lote más desagradable por su aptitud para la lidia le tocó a Sánchez Vara, al que hay que agradecer su disposición a lucir los toros en el caballo, cuestión fundamental para poder comprobar el poderío, casta y bravura del toro. Esta suerte, hoy descafeinada y de mero trámite, que se nos roba en la mayoría de las plazas al público, está siendo desplazada por la faena de muleta, donde el lucimiento del torero precisa de toros encabestrados a la muleta, sin transmisión y de emoción fatua.
Estuvo digno el de Guadalajara con su primero, hocico por encima de la franela, miradas que atraviesan el valor de los toreros, quedadas a medio pase, un toro alfa de faena imposible, que se repuchó en el segundo encuentro con el del castoreño, tras hacer sonar el estribo en el primero. Faena breve ante la negativa del cárdeno para colaborar, que acabó con una estocada caída de efecto fulminante. Al cuarto, que brindó al respetable, le sacó a los medios por bajo, con torería, pero no hubo forma. Pinchazo hondo y estocada en lo alto.
Colombo también intentó lucir sus toros en el caballo. Su primero, que rehuía los engaños de salida, mostró fijeza en el peto en la segunda vara, tras querer quitarse el palo en la primera. Lidia a media altura, despegado del morlaco, andándole los costados. Mató de estocada caída. El 5º, un toro bajo, escaso de kilos y pitones, que no corrió el encierro, se dejó con el capote, se dejó en el caballo y se dejó con la muleta. Su comportamiento anodino supo aprovecharlo el venezolano para instrumentar la mejor faena de la tarde, donde destacó la largura y el temple por naturales. Mató de estocada caída y obtuvo un trofeo.
“El Galo”, que brindó al público sus dos toros, adoleció de bisoñez en los trasteos, que compensó con ganas y valentía disfrutando del mejor lote del sorteo. Empezó la faena de su primero con tres pases cambiados que lograron el interés del tendido. El toro respondía a los engaños embistiendo a media altura. El mexicano supo correr la mano, aunque alejado en los encuentros. Remató faena con manoletinas y una estocada desprendida. Con el que cerraba plaza, discreto en el peto y el mejor de la tarde en el último tercio, anduvo receloso abusando del medio pase. En toriles dobló el toro tras una estocada trasera.
Estos Gallardos no son lo que eran, ni tienen porque serlo, para eso está el ganadero que se juega sus cuartos y prestigio. Por eso entiendo que es justo reconocer que de las corridas lidiadas en Cuéllar por esta ganadería, en los últimos cinco años, la de ayer fue la que presentó mayor uniformidad en la lidia.