En Villaseca gusta el toro-toro. Aunque por edad sean novillos. La presentación como siempre impecable, tanto en romana como en pitones, pero el juego, según para cada cual, «variado». Lo que a nadie se le escapa es que la novillada que ha lidiado Moreno Silva ha sido dura, complicada, y sin opciones de triunfo. Más allá de un puñado de ovaciones que, como muestra de cariño y respeto, el respetable brindó a la terna como reconocimiento a su disposición. Una novillada con la que el 85% del escalafón de matadores de toros hubiera pasado fatiguitas, y con la que los novilleros se vieron apurados.
«This is Villaseca» podría rezar el acceso al ruedo, para recordar que aquí los novillos tienen trapío de casi toros, que la integridad es bandera, que hay que dar por imperativo presidencial dos puyazos, y que por mucho que diga el reglamento, con cuatro palos no se cambia el tercio. Y a pesar de ello, los chavales quieren ir, intentan dar la cara, y matan lo que sale por chiqueros. No todas las oportunidades son igual de oportunidades.
Miguel Serrano pechó abriendo plaza con un animal que se orientó rápido. Anduvieron muy bien en banderillas Francisco Ramos y Alberto Serrano, que se desmonteraron, en un tercio que el presidente no quiso cambiar con 4 palos, tal y como marca el reglamento. Brindó a otro torero, que en Villaseca dio la cara, David Campos, antes de dar la cara Serrano, hilvanando de uno en uno, ganando la cara y tapando el ojo contrario. Nunca se confió y no era para ello. Consiguió que le jaleasen las tandas, pero la espada se atascó y escuchó los tres avisos. A pesar de ello, saludó una ovación de un público que valoró su esfuerzo. Ante el cuarto, quiso. Brindó al respetable y Roque de Vega y Alberto Serrano se desmonteró en banderillas. Quiso estar firme, solvente y con voluntad. Pretendió encauzar embestidas que eran poco más que arreones haciendo hilo. Buscó cierto desmayo al natural y enjaretó una tanda que hizo tocar la música. Poco permitía el de Saltillo y Serrano aprovechó lo que tenía delante. Volvió a precipitarse con la espada, y pinchó. Luego dejó una entera, con la que el novillo ni abrió la boca. Se echó y Alberto Serrano lo apuntilló con acierto. Otra ovacionó al esfuerzo y al concepto. Mucho mérito, porque hay tardes en las que es mucho más fácil ser torero que en otras.
El segundo tenía medio recorrido. Algo que se acrecentó con el puyazo caído y trasero que recibió. Mariscal Ruiz dejó una tanda buena por el derecho toreando despacio. Mató de una estocada completa y saludó una ovación. Sin pena ni gloria pasó el quinto capítulo. Mariscal Ruiz tuvo el menos peligroso del envío. Pasaba cansino por las telas y el novillero tampoco puso mucho más. Silencio.
Emiliano Osornio sorteó un animal con mucho peligro. Cuando le echó mano con el capote lo hizo de fea manera y con la muleta siempre midió. Y lo mejor fue que anduvo habilidoso en la estocada y lo pasaportó de forma rápida. Sensacional, por exposición y colocación fueron los pares de Héctor García que se desmonteró, mientras que el varilarguero Santiago Pérez masacró al animal en el caballo, lo peor fue que lo hizo tras sonar el cambio de tercio, y como es lógico la autoridad lo requirió para proponerlo para sanción. El último embistió con la cara por encima del palillo. Desentendido y, con la salvedad de los dos buenos pares de Iván Garcia, sin mucha historia. Mató una buena y evitó alargar la agonía. Silencio en ambos.
FICHA DEL FESTEJO:
Plaza de toros de Villaseca de la Sagra. Segunda novillada con picadores del XXV Alfarero de Oro de Villaseca. Más de media entrada. Novillos de Saltillo.
Miguel Serrano (burdeos y azabache), ovación con saludos tras tres avisos y ovación con saludos
Mariscal Ruiz (verde botella y oro), ovación y silencio
Emiliano Osornio (tabaco y oro), silencio en ambos
*Incidencias: Francisco Rodríguez y Alberto Serrano se desmonteraron tras parear al primero. Roque de Vega y Alberto Serrano en el cuarto. Iván García en el sexto.