«Los extremos ideológicos rechazan a Alatriste, y esa es su razón de ser». Lo dice con una malévola sonrisa Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951), … que recupera a su oscuro soldado de fortuna 14 años después de ‘El puente de los Asesinos’, su última aventura hasta hoy, y 30 años después de su creación. Lo hace con ‘Misión en París’ (Alfaguara), la octava entrega de su célebre serie sobre el Siglo de Oro «un pasado que explica el presente»

«Era el momento. Me han presionado e insultado por no continuar con Alatriste. No sé cuánto me queda de vida literaria y si haré el noveno episodio», dijo en una multitudinaria presentación en un gran hotel madrileño. Ha vendido siete millones de ejemplares en todos el mundo y en todos los formatos de las siete aventuras anteriores, llevadas al cine y al cómic, y regresar al mercado como el rey indiscutible del panorama editorial con una edición de 180.000 ejemplares.

La serie nació, recordó, de «la rabia de que el Siglo de Oro, el más importante de nuestra historia, se redujera a cuatro tópicos en los libros escolares». Lo descubrió cuando su hija Carlota, entonces de 12 años, apenas encontraba cuatro líneas sobre aquella época en su libro de texto. «Era un tiempo en que España era lo que hoy es Estados Unidos: cuando éramos los amos del mundo, para bien y para mal», relató el escritor, que quiso recrear ese tiempo «con su grandeza y su miseria, su oscuridad y luminosidad. Un mundo que fascina o se rechaza y del que uno se enorgullece o se espanta».

Se propuso recrear ese periodo de claroscuros « de esplendor y decadencia». «Es divertido y muy español que el libro se haya acogido con rechazo por la extrema derecha y por la extrema izquierda: esa es su razón de ser», se ufanó. «Cuando salió, la ultra izquierda decía que era un libro imperial, con los tercios, la bandera… lleno de ¡España, España, España!. Y la ultraderecha decía que hablaba de la inquisición, que avivaba la leyenda negra cosas muy negativas». «Que el nacionalcatólico y el radical de izquierda tengan la misma opinión de Alatriste me confirma que tenía razón, que lo hice bien», aventura el exreportero de guerra, narrador y académico.

Gloria e infamia

«Los libros de Alatriste quieren contar un tiempo y un mundo glorioso e infame, en el que fuimos crueles y magnánimos, brillantes y grises… Dos siglos fascinantes: los de Lope, Calderón, Góngora, Quevedo Cervantes o Velázquez», enumera. «Para entenderlos y asumirlos hay que conocerlos bien, sin negar una cosa ni otra», agrega.

«Esa doble crítica de los extremos ideológicos me confirma que era necesario hacer un libro así, que acerté contando sin complejo ninguno cómo, de manera dura y cruel a veces, hicimos cosas terribles y fabulosas. España es eso y Alatriste es un símbolo», resume.

«La palabra España, tan abusada por el franquismo que se la apropió, ha tenido muy mala prensa, tanto que la hizo malsonante. El grave error de la izquierda es que en vez de depurarla, la arrinconó. Quedó en manos de la extrema derecha y la izquierda, por su propia estupidez, la relegó», denuncia el escritor.

El oscuro soldado de fortuna creado hace 30 años viaja ahora a París de los mosqueteros, enviado para una peligrosa misión por el conde-duque de Olivares y acompañado por el mismísimo Francisco de Quevedo. «Tiene lo mejor y lo peor de nosotros, que somos lo que somos porque fuimos lo que fuimos, y eso es lo que quiero contar», insiste su creador. «Es un héroe muy español » agrega.

Confronta a los soldados españoles con los mosqueteros de Dumas, pero con la intención de «huir del pastiche». «Ha sido muy divertido», reconoce Pérez-Reverte, que entró «con miedo» a la redacción de esta octava entrega ante la posibilidad de haber perdido el tono tras protagonizar el ‘Big-Bang’ de la novela histórica, alumbrando un personaje junto al que ha envejecido.

Presenta esta vez «un Alatriste más amargo, desesperado y con más remordimientos, en el que se reconoce mucho más mi huella», admite. «Es un héroe oscuro, con recuerdos muy oscuros, como yo. Ambos hemos hecho cosas de las que no estamos orgullosos y los fantasmas nos asaltan a él como a mi. Esta vez se beneficia de mis propios remordimientos», reconoce.

Recuerda su creador que Diego Alatriste es «un asesino, violento, que mata por dinero», pero que es también «generoso y leal a un rey en el que no cree». Un Felipe IV al que desprecia, pero al que guarda lealtad. «Tiene grandeza, dignidad, lealtad, honor y valor. Ha perdido los grandes valores, palabras como honor, patria, bandera y rey, en los que ya no cree, como yo», dijo.

Un mercenario que «explica el presente antes que el pasado: por qué España es lo que es ahora. Y quiero que el lector entienda esa lucidez», dice el autor. Asegura así que Alatriste es el antecesor de ese héroe callado y silencioso que sigue existiendo entre nosotros.

«España es eso: por más que estemos engañados, puteados, manipulados, antes, ahora y siempre en nuestra historia, cuando aparece una dana, una pandemia o los fuegos más destructores siempre emerge ese español que reniega y se levanta para cruzar el foso ir a coger su manguera, su jeringuilla o su pala para el limpiar barro».

«Siempre estuvieron y estarán esos héroes que cambian todo, Alatriste es eso. Reconociendo las sombras, la tragedia, el engaño, la mentira, la corrupción… todo lo que hubo y hay, todavía queda gente así, héroes anónimos capaces de hacer grandes cosas», se felicita. Su héroe del pasado es un símbolo del presente. «Explica la España de hoy, con esos bomberos, médicos, voluntarios quienes se levantan cuando todo arde o se inunda».

«Por eso, escribir de Alatriste me reconcilia con España», resume el escritor. «Hay cosas que no me gustan, que me indignan cuando veo los periódicos o el Telediario, pero pienso en esos héroes silenciosos y pienso que a veces no está tan mal ser español», reitera reconciliado con el presente y el pasado de su maltratado país

Homenaje a Dumas

El autor de ‘El club Dumas’ rinde homenaje a ‘Los tres mosqueteros’ inpiradora obra del francés Alejandro Dumas haciendo que el militar y espadachín español y su pupilo Íñigo Balboa crucen sus caminos con D’Artagnan, Athos, Porthos, Aramis y el poderoso cardenal Richelieu en el marco histórico del asedio de La Rochelle (1627-1628).

La popularidad de Alatriste ha ido mucho más allá de lo literario, con adaptaciones al cine, una teleserie de trece episodios, cómics, juegos de rol y de mesa, rutas teatralizadas por el Madrid del Siglo de Oro, ediciones escolares en varios países y hasta un sello de Correos. Hubo un congreso internacional sobre el personaje y existe un restaurante en el Madrid de los Austrias, donde Reverte situó en la ficción la taberna de Caridad la Lebrijana.

Se felicita su autor de que haya gente «que no ha leído Alatriste pero sabe quién es», como prueba irrrefutable. Le queda vida literiria, pero tiene cerrada su cita con la parca. como anticipaba la película de Agustín Díaz Yanes Alatriste acabará sus días blandiendo la espada en el campo de batalla de Rocroi.