«El mercado va a marcar el devenir del equipo, tener un objetivo claro o vivir en supervivencia. El club sabe lo que necesitamos, está trabajando y estoy convencido de que los complementos que faltan nos harán pelear mejor para que los objetivos sean más claros». Las palabras de Gabi Fernández a la conclusión del encuentro del pasado sábado en Castellón advertían de la relevancia de las últimas horas del mercado y la relación directa entre el éxito del director deportivo Txema Indias y el discurrir de un curso que se presenta complejo.
El cierre del mercado, con la llegada de cuatro efectivos más el último día (12 en total), gira ahora el foco hacia el técnico, parte activa también en la ardua tarea de persuasión llevada a cabo por el club con Akouokou, el gran deseado para ocupar ese pivote defensivo que tanto Gabi como Indias consideran clave. Ya está aquí el marfileño, uno de esos cuatro futbolistas que llegaron casi sobre la campana. Cárdenas, otro por el que suspiraba, se unió a Andrés en el capítulo de porteros deseados que se esfuman a última hora. Llegó Andrada y dos sorpresas: el delantero Kenan Kodro y el lateral diestro Martín Aguirregabiria para completar una plantilla con cierto perfil bajo.
El 4-2-3-1 en San Sebastián dio paso al 4-4-2 contra el Andorra y a un raro 5-4-1 en Castellón
Gabi entra en acción. Hasta ahora, el entrenador estaba condicionado por la escasez de efectivos, sobre todo en determinadas parcelas, y la necesidad de refuerzos. Ahora, si bien en la composición definitiva se echa de menos un central rápido, ya están todos los que son y son todos los que están.
Por elección o por fuerza, el caso es que los vaivenes del madrileño han sido similares a los que parecen haberse llevado a cabo a última hora desde la dirección deportiva en la confección del plantel. Un lateral en el paro cubre el hueco dejado por un prometedor canterano del que el club ha prescindido apenas unos meses después de haberlo renovado hasta 2029 y se apela a la polivalencia de jugadores que no son centrales pero que pueden serlo (Saidu, Pomares o Juan Sebastián) y se pretende contar con Kosa (al que se iba a ceder a toda costa antes de caer lesionado) para justificar la falta de un zaguero más.
Esa carencia de piernas atrás dificultará la idea de Gabi de tirar de presión alta. Porque eso requiere adelantar la defensa y correr cierto riesgo a la espalda, lo que exige centrales rápidos o al menos alguno de ellos. Solo Saidu, mediocentro reconvertido, lo es. El ghanés, lo mejor del verano hasta ahora, ejerce de parche y comodín tanto atrás como en el mediocentro con la sensación de que, si no es el mejor en ambas parcelas, poco le falta. Claro que la llegada de Akouokou parece destinada a robarle presencia en la medular y abocarle más a la zaga.
Es la hora, entonces, de que Gabi aplique al fin su idea, aunque sea poco a poco. Hasta ahora ha afrontado los tres partidos con un sistema distinto cada vez. El 4-2-3-1 en San Sebastián pasó a ser 4-4-2 en casa ante el Andorra, mientras que el Zaragoza formó en 5-4-1 en Castellón, con la rareza de un carrilero derecho por la izquierda (Juan Sebastián) con la evidente falta de profundidad por ese lado, una isla arriba (Bazdar) y un jugador (Aketxe) que volvió a ser titular tras no jugar ante el Andorra. Por cierto, el vasco se marchó a Malasia nada más volver de Castellón.