El alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, se ha unido a el lehendakari Pradales y la diputada general Etxanobe en la condena frontal a los … incidentes que ayer desembocaron en la cancelación del final de la etapa de la Vuelta en la capital de Bizkaia. Pero lo ha hecho elevando la temperatura varios grados. Acusó a los manifestantes propalestinos de «usar la violencia poniendo en riesgo la seguridad, la salud y hasta la propia vida de los ciclistas». Les tildó de «incívicos e intolerantes» que «serán recordados como los grandes héroes de cargarse la buena imagen de Bilbao y de Euskadi y de la afición al ciclismo». E incluso cuestionó sus motivaciones: «¿De verdad el objetivo era solidarizarse con Palestina y denunciar la participación del equipo que lleva el nombre de Israel? No lo creo». También aprecia cierta contradicción en su actitud, porque «clamaban en contra de la muerte de tantas vidas humanas palestinas» mientras «no les importaba poner en riesgo la vida de unos ciclistas cuya única defensa es un casco de carrera».
Ha sido muy duro el alcalde. Pero antes de mostrar con tanta crudeza su rechazo a los incidentes que se produjeron ayer en Gran Vía quiso dejar clara su postura con respecto a las masacres que está perpetrando Israel en Gaza: «Estamos contra el genocidio que está sufriendo le pueblo de Gaza, nos solidarizamos con Palestina, criticamos la violencia por parte de Israel y condenamos también los asesinatos de Hamas contra el pueblos israelí».
Eso sí, rechazó que tenga más razón «quien hace más ruido y grita más sin medir la consecuencias». Y ha sido a partir de aquí que no dejó duda de su rechazo a los altercados de «un grupito que no nos representa en ningún sentido» y que «usa la violencia poniendo en riesgo la seguridad y hasta la vida de los ciclistas». Visto el aspecto que tomaba la situación, Aburto ha aplaudido la decisión de la organización de suspender la llegada a meta en una situación que ha tenido amplia repercusión en medio mundo.
Como derivada, también aprovechó el alcalde para arremeter contra la actitud que ha mostrado EH Bildu en un análisis que el PNV está esgrimiendo de un tiempo a esta parte frente a una fuerza política que le pisa lo talones en términos electorales pero que aún tiene ciertas dificultades para gestionar su pasado y su relación con la violencia y con los cuerpos policiales. Pidió a los partidos de la oposición, en clara referencia a la izquierda abertzale, que «esta misma mañana salga a condenar y reprobar la actitud incívica e irresponsable de las personas que rompieron vallas y pusieron en riesgo la seguridad». Que «señalen a quienes perjudicaron la imagen de esta Villa y llevaron su protesta lícita a comportamientos reprobables». Por si no quedaban claros los destinatarios de estas palabras, se refirió a «quienes siempre callan en estas situaciones, culpan a las policías o a este gobierno municipal, los que nos han acostumbrado a ver cómo tiran la piedra y esconden la mano y encima se felicitan por lo ocurrido».
Con esto último se refería a Arnaldo Otegi, que sacó pecho por lo ocurrido situando a Euskadi como defensora de las causas justas. «Se mofan de nosotros diciendo que lo de ayer demuestra en el mundo que somos un referente… ¿referente de qué?». «Vergüenza ajena dan esas palabras y esas exaltqaciones en redes sociales por lo conseguido ayer». Y añadió que tales actitudes «recuerdan a otros tiempos no tan lejanos».
Además, Aburto volvió a mostrar su respaldo a la Ertzaintza y la Policía Municipal por «evitar males mayores y por entender bien cuál es su función y autoridad en esta país. Gracias por tratar bien a quien se comporta bien, y por cuidarnos al resto de quienes se comportan mal». También aquí había mensaje para los soberanistas, muy críticos con las fuerzas policiales tras un verano en el que se produjeron varias agresiones contra uniformados.
El lehendakari, Imanol Pradales, ha calificado esta mañana como «nada edificante» y algo «incívico» las protestas que se vivieron este miércoles en Bilbao para denunciar los ataques de Israel en Gaza y que obligaron a suspender el final de La Vuelta a España. El jefe del Ejecutivo ha reconocido que «hay derecho a la protesta pero no a poner en riesgo al público y a los ciclistas». «El espectáculo no fue edificante», ha lamentado en RNE. Minutos después, la diputada general de Bizkaia, ha sido más tajante: «Es un hecho lamentable que la etapa de la Vuelta de ayer tuviera que terminarse como lo hizo. Daña la imagen del territorio y de Euskadi», valoró.
Hasta ahora esta estrategia de atraer actos de relumbrón siempre había salido bien: en mayo con la Europa League, hace dos años con el Tour, antes con el rugby, el mundial de baloncesto… Hasta ayer. La presencia del equipo Israel Premier Tech, elevó el tono de las protestas, que, tras varios episodios durante el recorrido -se tuvo que detener la etapa en la subida a Enekuri- alcanzaron su punto álgido en la Gran Vía, lugar en el que se ubicaba la meta. Las violentas protestas a favor de Palestina de unos pocos echaron por tierra la fiesta. El balance al final de la tarde no fue deportivo sino policial: hubo tres detenidos -ya han sido puestos en libertad-, cinco identificados y cuatro ertzainas heridos.
Tal era la presión de los manifestantes intentando invadir la calzada, tal la cantidad de banderas y tan caldeados estaban los ánimos cuando el pelotón pasó por primera vez por la Gran Vía, que no hubo segunda. La carrera se dio por concluida tres kilómetros antes del final y sin ganador. Este final sin final fue una decepción grande para todos los aficionados al ciclismo que se había acercado a Bilbao. Muchos de ellos eran al mismo tiempo muy sensibles a las masacres que Israel está perpetrando en Gaza.
La diputada general puso por delante la solidaridad con el pueblo de Gaza y la condena de la «barbarie que está perpetrando el Gobierno de Israel», apuntó, pero matizó que en su opinión estas reivindicaciones «no deben perjudicar» al desarrollo de eventos deportivos como que el tenía lugar ayer en Bilbao. Eventos, remarcó, que «posicionan» a Bizkaia y Euskadi en el marco internacional.
Etxanobe fue tajante. «Daña la imagen del territorio, daña la imagen de Euskadi y echa tierra al trabajo que desde la Diputación de Bizkaia llevamos años realizando en una estrategia muy trabajada con el obletivo de posicionarnos internacionalmente y atraer eventos culturales y deportivos de primer nivel».
Pradales, al contrario que Etxanobe, que no puso el foco sobre los impulsores o alentadores de las protestas, se refirió directamente a la actuación de EH Bildu. La coalición soberanista, por boca del propio Arnaldo Otegi, puso en valor la respuesta de la ciudadanía. De hecho, días antes había emitido un comunicado en el que animaba a aprovechar «este evento deportivo con repercusión internacional para hacer llegar al mundo que la carrera está pasando por nuestro país». Bildu hacía un llamamiento a la ciudadanía para que se situase «junto a las carreteras con sus ikurriñas» y con mensajes en los que se indique que es «un país que quiere decidir su futuro, con su lengua y su cultura propias».
Para Pradales, lo que ha hecho Bildu, en realidad, es «jalear» los incidentes que terminaron por suspender la Vuelta. Durante su intervención de este jueves, el lehendakari ha manfiestado su «condena» por la «barbarie» que se está cometiendo en Gaza y ha destacado que la sociedad vasca está mostrando su «solidaridad y empatía con el pueblo palestino e indignación social con las imágenes que estamos viendo».
Pero «dicho esto», ha añadido, el final de la carrera ciclista en Bilbao «no era un día en el que estaba en entredicho el derecho a la protesta». Porque, ha recalcado, lo que se vio en la Geran Vía, con ciudadanos empujando las vallas al paso de los ciclistas, «no fue nada edificante» y se convirtió en «algo incívico y poco pacífico». «Se pueden buscar fórmulas para no poner en riesgo a las personas que fueron a ver la carrera y a los ciclistas», ha afirmado Pradales, convencido de que «la imagen que se trasladó no fue la mejor».
Mientras tanto, el PP ha puesto el foco en el «desastre organizativo del dispositivo de seguridad fallido» que obligó a suspender el final de meta, ha calificado de «bochornoso» lo ocurrido y ha registrado una batería de preguntas en el Parlamento para que Bingen Zupiria dé explicaciones.