Cuando el ferreiro Friedrich Bramsteidl recaló en Santa Eulalia de Oscos sintió el apoyo y la protección del hostelero José Manuel Niño, más conocido por Pepe de Pérez y alma del bar-tienda La Palma, que este 2025 cumple su primer centenario. «Era un paisano muy arraigado a su tierra, pero que también estaba siempre dispuesto a ayudar a todo el mundo que quisiera quedarse aquí y eso hizo conmigo. Además, era transmisor de la cultura rural y jugó un papel muy importante tanto para los turistas como para los que veníamos de fuera«, señala el responsable del mazo de Mazonovo. Con estos ingredientes diseñó una escultura instalada hace unas semanas en la capital santallesa y que pretende contribuir a que no se pierda la memoria del hostelero, fallecido en 2021 y cuya ausencia aún se llora en los Oscos.
El Pleno municipal acordó a principios de año nombrar la plaza frente al bar La Palma con el nombre de Pepe de Pérez y, para ello, encargó una obra a Bramsteidl. Aunque todo el mundo esperaba una placa, en realidad se diseñó una escultura, la novena que se coloca en la pequeña capital santallesa. Bramsteidl no estuvo solo en el proceso de creación, a base de hierro, acero corten y acero inoxidable, ya que contó con el trabajo de la también ferreira Paz Prieto. «Disfrutamos mucho haciéndola y Pepe estuvo muy presente en todo el proceso», relata el maestro herrero, quien da cuenta de las buenas críticas que está recibiendo la pieza.
La escultura mide un metro de alto y simboliza un árbol de la vida, cuyas raíces se hunden en la piedra de la plaza santallesa que lleva el nombre del hostelero. «El árbol de la vida respresenta la vida eterna, además los árboles superan la vida de los humanos y de alguna manera hacemos que Pepe se quede aquí para siempre, porque la escultura va a durar más que nosotros», reflexiona el ferreiro santallés. Ese árbol de hierro es el encargado de sujetar el cartel que da nombre a la plaza Pepe de Pérez. «Pepe se llevaba bien con todo el mundo y acogía a todos en su tienda y así veo su fruto, eso es lo que sembró y nos dejó. Fue un paisano ejemplar», añade el herrero, que confía en que su obra hubiera gustado al hostelero.
«Su ausencia se nota y es un cambio grande para Santa Eulalia», señala Bramsteidl. La opinión es compartida por los vecinos, que el pasado 7 de agosto abarrotaron el centro de la capital santallesa para recordar a Pepe de Pérez y su inmenso legado.